Octavos de Final · España-Portugal

La llave era el cambio de 'torres'

  • La entrada de Llorente por Torres devuelve a España a su mejor versión: la que conjuga el juego de toque con la eficacia arriba.

Parece que la tecla no eran Xabi Alonso, Silva, Cesc, jugar con dos delanteros ni tantas otras especulaciones de las que se han hecho desde que España perdiera con Suiza. La llave para hacer funcionar a España en las circunstancias que ha llegado al Mundial era la menos esperada. Un secundario. Era Fernando Llorente Torres, no precisamente un bajito. No se sabe si más bien es más importante su presencia o la salida de Fernando Torres, que no ha encontrado su mejor ritmo en este Mundial, pero con la entrada del delantero centro, a España le cambió a la cara y volvió a ser la que enamoró con su juego de toque.

El efecto de la presencia de Llorente en el campo fue inmediata. No llevaba ni tres minutos en el césped y con un remate de cabeza en plancha a centro de Sergio Ramos desde la derecha protagonizaba la ocasión más clara con diferencia de los españoles en todo el partido. En la siguiente, otro tiro de Villa ponía en apuros a Eduardo. Entró y con él llegó un chaparrón de oportunidades que desembocó en el gol de Villa.

Hasta su cambio, la dupla formada por Ricardo Carvalho y Bruno Alves estaba muy cómoda. Del Bosque alega sobre Torres que pese a que no está en su mejor forma, es muy importante para esta selección. Justificó su presencia ante Honduras -desde ese partido no ha salido del once titular- en que fija a los centrales y Villa dispone entonces de más espacios entrando desde la izquierda.

Ese movimiento estratégico se ha ido diluyendo hasta desvanecerse por completo ante los lusos. Torres, en lugar de jugar en el centro del área, caía constantemente a la banda derecha, donde se perdía en la pelea con su marcador y el apoyo de Coentrao.

Pero Llorente si ha sido una auténtica torre que se ha bastado para preocupar él solo a los centrales ocupando la atención de estos de verdad. Ha ganado prácticamente todos los balones por alto, ha aguantado la posesión y ha estado hábil en el desmarque, tanto para rematar como para servir de apoyo en la media luna. Carvalho y Alves se han pensado mucho más salir más allá del borde del área a la caza de Iniesta o Xavi, y éstos se han encontrado mucho más cómodos para mover la pelota como a España le gusta. Eso sí ha sido fijar a los centrales.

Otro hándicap a su favor: la ayuda en defensa. En los últimos minutos ver en el área rival a un tío de 194 centímetros en un saque de esquina intimida al delantero y da seguridad a la zaga.

España ha encontrado una fórmula efectiva para jugar bien y llegar con eficiencia arriba. Queda por ver que Del Bosque le dé continuidad en cuartos obviando los galones de Torres. Al menos, si no es titular -que debería-, Llorente ha demostrado que tiene que ser la primera alternativa. Es una esperanza que aclara las dudas generadas por España desde que comenzó el Mundial.

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