Aunque sólo haya jugado tres partidos fuera de casa, la trayectoria del Lucena como visitante es para un estudio sociológico. O le meten cuatro o gana. Tras las hecatombes de San Fernando y Puertollano, y el triunfo de Linares, al cuadro de Antonio Montero le toca volver a ofrecer su mejor cara en el miniderbi de Antequera, un escenario propicio para dar el salto definitivo a la zona noble.

Seguramente no será tan sencillo como en Linarejos, pero es una de esas ocasiones que un equipo llamado a ser protagonista no puede dejar escapar. Sólo así, sumando en campos como El Maulí, el Lucena podrá escalar desde su actual octava plaza (11 puntos) hasta objetivos mayores.

Para ello, Antonio Montero repetirá su esquema clásico a domicilio con cuatro hombres atrás, además de reforzar el centro del campo. La opción de Quique -en lugar del tocado Julio Pineda- formando un trivote junto a Monteagudo y Sarmiento daría aún más poder a los aracelitanos en la zona ancha, aunque mermaría en parte la capacidad ofensiva.

Ahí, en la vanguardia, ha estado otro de los temas de la semana. El ataque de saudade de Anderson Costa y su amago de salida del club han venido a enrarecer una semana que parecía más calmada tras la tormenta que antes sacudió la asamblea con las cuentas de la sociedad como tema estelar.

También habrá regusto a nostalgia en las filas del Antequera, con la presencia del ex delantero lucentino Pineda -habitual en las segundas partes, podría ser hoy titular- y de Marcos, aracelitano criado en la cantera del Córdoba que ahora busca fortuna desde el lateral derecho, una demarcación a la que no estaba habituado.

Tan concienciado está Montero de que su Lucena tiene que empezar a dar la cara fuera de casa que el equipo se ha entrenado esta semana por primera vez sobre el césped natural de Montilla para adaptarse a una superficie que como local le es extraña. Si el efecto llega hoy mismo, mejor.