El tenista español Rafa Nadal amenaza el liderato de Roger Federer al frente del circuito ATP tras conquistar en Toronto el duodécimo Masters Series de su carrera, y el trigésimo título para su brillante palmarés. El manacorí atesora ya 6.305 puntos a tan sólo 300 del suizo, que cayó en la segunda ronda del torneo canadiense, por lo que esta semana en Cincinnati parte con serias opciones de arrebatar el número uno a Federer. El mallorquín está rozando la cabeza de la clasificación ATP en la que se instaló Federer hace 234 semanas, el 2 de febrero de 2004. Con la victoria obtenida en Toronto, torneo en el que logró el título tras imponerse en la final al alemán Nicolas Kiefer por 6-3 y 6-2 en un duro partido, Nadal dio un gran paso para destronar al suizo y convertirse en el mejor del mundo.

La inesperada derrota de Federer en la segunda ronda del torneo canadiense le vino de perlas a Nadal quien, después de 157 semanas número dos del mundo, podría acceder al primer puesto el próximo domingo si logra la victoria en Cincinnati y el suizo cae antes de las semifinales. La otra opción para el tenista español se reduce a llegar a la final, aunque no la gane, pero que el suizo caiga, de nuevo, a las primeras de cambio, algo que se contempla como poco probable.

Pero Nadal está a la expectativa. No acusa el agotamiento que supone disputar un torneo tras otro. Pero lo que es más importante, el balear no se cansa de ganar: el del domingo fue su quinto título seguido -y su victoria número 29 de forma continuada-, apenas dos semanas después de vencer a Federer en una memorable final de Wimbledon.

Nadal, con poco menos de 22 años y tres meses, se convirtió hoy en el tercer tenista más joven de la historia, tras el sueco Bjorn Borg y el estadounidense Jimmy Connors, en alcanzar 30 cetros en el circuito. Pero al último campeón de Roland Garros y Wimbledon poco parecen importarle las marcas. "En este momento, mi objetivo más importante era ganar Toronto. Pensaré acerca de los récords una vez que mi carrera haya concluido", declaró el español, que no cae en un torneo desde hace tres meses en Roma, cuando unas ampollas en el pie le jugaron una mala pasada. Es la hora de Rafa Nadal, y él lo sabe.