olímpicos malagueños

La cara y la cruz de Ortega

  • El malagueño, integrante de una de las mejores generaciones del balonmano nacional, se alzó con el bronce en Sidney 2000 · En Atenas 2004, el mítico jugador sólo pudo alcanzar el séptimo puesto

El nombre de Antonio Carlos Ortega Pérez es sinónimo de balonmano español. Componente de una de las mejores generaciones de este deporte y jugador del mítico Dream Team del Barcelona que dirigía Valero Rivera, ha ganado Ligas, Copas del Rey y Ligas de Campeones, además de superar la centena de partidos como internacional. Un envidiable palmarés que culmina con el bronce olímpico conseguido en Sidney.

Pero la aventura olímpica llegó más tarde de lo esperado para Ortega. El malagueño se quedó en el último corte para acudir a los Juegos de Atlanta 1996: "Fui el último descarte. Después de aquello, me prometí que no volvería a ocurrir, que iría a los siguientes Juegos Olímpicos".

Y lo hizo. Cuatro años después del bronce de Atlanta 1996, el malagueño tuvo la oportunidad de realizar tal hazaña en lo que para él es "la competición más bonita para un deportista". "Sin duda los Juegos son especiales. Muchos deportes están unidos y sientes más el apoyo de tu país, debido a que los Juegos tienen mayor repercusión mediática. En la mayoría de las disciplinas todos los deportistas están esperando la fecha de inicio de los Juegos", estima.

En la capital australiana, el malagueño fue clave para la obtención del metal. Tras perder en semifinales con Suecia (25-32), la selección nacional se jugó el bronce ante Yugoslavia. Ortega fue el máximo goleador del partido, con siete tantos, y trajo para Málaga una presea que para él tiene un significado mayor que "cualquier título".

"La medalla que sabe peor es la de plata. La plata significa haber perdido en el último partido. Pero realmente la valoras con el paso del tiempo y te sabe a gloria", opina Ortega, que revive su estancia en las antípodas: "El simple hecho de llevar una acreditación hace que cualquier persona quiera hablar contigo. Es una fiesta. No hay mejor recompensa a tantos años de sacrificio".

Y después, Atenas 2004. La selección podía hacer historia olímpica al firmar un triplete de medallas Atlanta-Sidney-Atenas. Pero en cuartos de final se cruzó una Alemania con ganas de vendetta. Tras un partido tremendamente igualado (30-30), los teutones eliminaron al combinado español en la lotería de los penaltis. "Sin duda los penaltis es la peor forma de perder. Yo soy de los que piensan que en los deportes se devuelven las cosas. Nosotros eliminamos a Alemania en cuartos de final de Sidney 2000. En el segundo tiempo, perdíamos de cuatro y al final ganamos de uno. Y cuatro años después nos enfrentamos en un partido muy igualado que desembocó en penas máximas", revela Ortega, que recuerda la eliminación como "uno de los peores recuerdos deportivos" de su vida.

La victoria ante Corea (24-31) por el séptimo puesto fue el último partido con la selección del malagueño. Una despedida amarga que no empañó tantos años de éxitos con España.

"En Londres, el combinado nacional tiene que llegar como mínimo a cuartos de final. Está entre los favoritos. Los Juegos es la competición más difícil para clasificarse, pero donde más fácil se lucha por medalla. Hay dos grupos de seis y se clasifican los cuatro primeros. Donde de verdad te la juegas es en cuartos. También hay que tener en cuenta que en unos Juegos entran muchos factores", subraya.

En general, Ortega considera que el papel de España en la capital británica será "notable" aunque recomienda a los representantes estar "concentrados": "En unos Juegos hay demasiadas cosas que te pueden distraer".

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