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De la burla a la gloria

  • Cheryshev, héroe inesperado, hace olvidar su pasado

Dos goles de muchos quilates en el partido inaugural de un Mundial, en su casa, saliendo del banquillo, con 80.000 personas en las gradas y cientos de millones en el televisor. Eso es lo que hizo Denis Cheryshev, un futbolista al que por fin le vino la fama por algo bueno.

Y es que, muy a su pesar, el jugador nacido en Nizhni Novgorod en 1990 saltó a los primeros planos en diciembre de 2015, cuando el Real Madrid fue eliminado de la Copa del Rey por alineación indebida.

Cheryshev, entonces en el club blanco, arrastraba una sanción de la temporada anterior, con el Villarreal, y no podía jugar aquel partido de ida de los dieciseisavos de final frente al Cádiz. Pero su técnico, Rafa Benítez, lo alineó de titular. Cuando se dio cuenta del error, ya era demasiado tarde.

El Madrid ganó aquel partido 1-3, pero de nada sirvió. Fue descalificado y Cheryshev, víctima de infinidad de chistes. Y es que, para colmo de desdichas, todo ocurrió en el estadio del Cádiz, que tiene una de las aficiones con más ingenio del mundo. Las bromas duraron días.

"Cheryshev, Cheryshev, te quiero", cantaba la hinchada del Cádiz con humor en la segunda mitad, cuando el ruso ya había sido cambiado y todo el mundo era consciente del asunto. "Campeones, campeones", gritaban otros.

El extremo dejó el Madrid al final de aquella temporada y fichó por el Villarreal, en cuyas filas aún milita. Esta temporada jugó 32 partidos y se ganó la confianza del seleccionador ruso, Stanislav Cherchesov, que lo convocó para el Mundial.

Ayer arrancó el duelo en el banquillo, pero acabó siendo el héroe de Rusia delante del mismísimo Vladimir Putin, que siguió el 5-0 en las gradas del Luzhniki.

La lesión de Alan Dzagoev le abrió las puertas en el minuto 24. Y justo antes del descanso se inventó el segundo gol de su equipo. El ruso recibió un pase demasiado corto dentro del área., pero tenía a dos defensas tan al acecho que no tenía casi opciones. Si tiraba, lo habrían bloqueado. Si controlaba, le quitarían la pelota. Así que según le vino picó el balón con sutileza y dejó a sus defensores en el suelo. Entonces, disparó con fuerza con la pierna izquierda y levantó de sus asientos a miles de hinchas.

Y cuando el duelo ya estaba decantado a favor de los rusos, batió desde fuera del área al portero saudí con un gran zurdazo. El día de Rusia fue también el día de Cheryshev, héroe inesperado de la anfitriona. Ya no hay burlas, sólo aplausos.

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