Roquetas-lucena · la crónica

Si no lo arreglan ellos, vendrán otros

  • Cuesta abajo El Lucena cae con estrépito en Roquetas, otro enemigo directo por la permanencia, y acrecenta su crisis Sin timón El centro del campo local fue decisivo

Patinazo del Lucena en Roquetas de Mar. El conjunto aracelitano cayó con estrépito ante un rival directo -ya van dos jornadas seguidas- y se complica la permanencia. Es cierto que dos de los tres goles encajados ayer llegaron en los compases finales y que aún tiene margen en la clasificación, pero las sensaciones fueron malas. Hay indicios preocupantes. Como remate, Diego Herrera anotó un tanto saliendo desde el banquillo. Antonio Montero ni siquiera hizo los tres cambios en un síntoma de agotamiento: quizá no tiene lo que quiere, quizá no sabe lo que necesita.

La revolución que se podía deducir de las explosivas declaraciones de Montero a la conclusión del 0-3 ante el Guadalajara no fue tal, aunque sí hubo una novedad significativa en el once. Toni García cedió los guantes a Revuelta y el brazalete a Cabello, el referente ofensivo del 4-2-3-1. Con respecto al anterior partido también entraron Rubén García, por Sergio Bustos, y Velasco, una vez cumplida su sanción. El cordobés ocupó el sitio de Troiteiro, fuera de la lista junto a Pineda. Mientras, el Roquetas encaraba un nuevo capítulo en su lucha por evitar el descenso sin Diego Herrera, suplente, pero con los ex cordobesistas Esteban y Jorge Pérez.

Quique, el jugador visitante más activo en el primer tiempo, conectó con Cabello desde el inicio. Ellos dos facturaron los dos primeros disparos del Lucena, rasos y colocados. Entre ambos acercamientos, el cuadro local perdió a Luque, lesionado. Salió De Gomar.

Velasco y Adriano intercambiaron su posición en su afán por desestabilizar el entramado defensivo almeriense. El encuentro era relativamente plácido y Nene no se asomó por el área técnica hasta el minuto 13, tras un despeje defectuoso de Revuelta. Tonterías, las justas. Apagado, el preparador malagueño dejó las arengas a su ayudante, Juani.

El Lucena mantenía el tipo con los expeditivos despejes de Antonio y Rubén. Pero el primer lunar de los centrales fue castigado con saña por Xavi Molas. El agujero en la zaga se tradujo en el 1-0.

El Roquetas, muy poca cosa, entraba en otro partido. Su partido. Agarrado a la pausa de Esteban, un lujo para este conjunto, el cuadro anfitrión tomó las riendas porque Monteagudo y Sarmiento llegaban tarde… o directamente no llegaban. No obstante, Revuelta no tuvo más sustos hasta el descanso.

El Lucena acaparó la posesión a partir del ecuador de la primera mitad. Raúl cortó un avance de Velasco con una acción merecedora de tarjeta naranja; se quedó en amarilla. Pasada la media hora, un despeje de Esteban rebotó en un compañero y Quique, solo en el punto de penalti, pifió en el remate con todo a favor. La defensa rojilla era un flan y parecía factible hincarle el diente. En cualquier caso, el primer acto murió con una rosca de De Gomar que rozó la escuadra.

El Lucena iba perdiendo por un error pagado a precio de oro y porque sus dos cerebros estaban infrautilizados. Sobre todo, es una pena que José Jesús Lanza actúe como lateral. Sus detalles de calidad no hacen daño porque se maneja muy lejos de la portería. El zurdo se dejó ver en numerosas acciones, pisando la bola, girando, siempre eligiendo al compañero mejor situado. Pero sus gambeteos, fuera de zonas de peligro, no fueron más allá. Por su parte, Sarmiento apenas apareció, y eso es mucho decir. Hubo una fase en la que se vio liberado por la polivalencia de Quique, que bajaba para iniciar el juego. El de Villarrubia ejecutó el primer disparo tras la reanudación, un zurdazo raso desde la frontal blocado por Toni Bernal, y pasó a asumir la batuta -sin continuidad- cuando Sergio Ortiz sustituyó a un renqueante Monteagudo. Pocos minutos después, en el 59', el número 8 celeste cometió un más que posible penalti por agarrón a Álex Hornillo.

Nene fue retocando el puzzle sobre la marcha. A falta de media hora, Quique cedió su puesto a Anderson Costa. El brasileño ejerció de delantero centro, Cabello se tiró a la izquierda y Velasco volvió a modificar su perfil. La acumulación de hombres arriba no llevó al Lucena a atacar mejor. Más cerca del gol estuvo Xavi Molas, cuyo zurdazo se perdió a escasos centímetros del larguero.

Con 20 minutos por delante, el pleito estaba en manos del Roquetas. El combinado de Florit tenía que resistir ante un equipo que trataba de tener el balón con Sarmiento, Ortiz y Adriano, mientras Velasco, Cabello y Anderson aguardaban una oportunidad. El ariete lanzó a la media vuelta, a las manos de Toni Bernal, justo antes de que entrara en acción Diego Herrera, con quien apenas compartió vestuario el pasado verano. Fue llegar uno e irse el otro. No cabían todos, y por lo visto ahora sobran varios. El mercado invernal ya está aquí.

Velasco generó una clara ocasión con una arrancada de las suyas por la izquierda: a su centro le sobró una pizca de potencia y Cabello no acertó a enchufarlo en el segundo palo. Nene iba a morir con lo que tenía porque en la reserva le quedaban dos futbolistas de corte defensivo, Sergio Bustos y Ocaña.

Lejos de obtener el empate, el Lucena se desfondó en un tramo final desastroso. Diego Herrera tuvo el detalle de no celebrar el 2-0 tras un garrafal fallo de Lanza y Xavi Molas firmó su doblete al empujar en el área pequeña un balón sin dueño fijo. El 3-0 fue un castigo excesivo para un bloque en horas bajas. A pesar de cumplir el objetivo de transitar por la zona media de la tabla con cierto desahogo, la crisis se ha instalado. Y, por ende, la agenda de Rafael Rojas echa humo.

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