El Atlético de Madrid recondujo su partido contra el Eibar con una reacción imponente con el 0-1, directo a la remontada, transformada con dos saques de esquina de Koke y dos cabezazos del uruguayo José María Giménez y Saúl Ñíguez y completada con el gol cien de Fernando Torres con el conjunto rojiblanco (3-1).

Así sigue el Atlético la estela del liderato del Barcelona, en un partido en el que muy pocas veces un gol tuvo un efecto tan dañino para el autor, el Eibar, y tan positivo para el receptor, el equipo madrileño, que se adueñó entonces del partido, de la victoria y de tres puntos fundamentales en su persecución del club azulgrana.

El Atlético no funcionó en el primer tiempo. Tampoco el Eibar, embarullado en una batalla más de fuerza que de talento. El segundo tiempo, en cambio, abrió con gol. Un error de Saúl penalizó al Atlético con el 0-1. Sergi Enrich le arrebató el balón y se lo pasó a Keko, cuyo tiro certero con el interior del pie derecho rebasó la línea de gol atlética.

Pero el golpe agitó al Atlético. En una serie de tres saques de esquina, Giménez remató el saque de Koke paraponer el 1-1 en el marcador diez minutos después. Seis más tarde, de la misma forma, completó la remontada. De nuevo desde la estrategia, de un córner de Koke, y de nuevo de cabeza, esta vez de Saúl, repuesto de la mejor manera posible de su error anterior, con el 2-1, con el gol que encarriló ya de forma definitiva la victoria de un Atlético infinitamente mejor que antes.

El Eibar, superado y noqueado, era ya consciente de que su ocasión de puntuar se había esfumado. Fernando Torres, aclamado a su entrada en el minuto 75, anotó el gol número cien en su carrera en el conjunto rojiblanco.