El Ángel Ximénez recuperó las buenas sensaciones e insufló un soplo de ilusión y esperanza a su fiel afición tras empatar ante el Granollers en un partido intenso, equilibrado y disputado que pudo llevarse cualquiera de los dos equipos y que dejó un gran sabor de boca a quienes lo presenciaron en el Alcalde Miguel Salas.

De entrada, los pontanenses salieron muy intensos en defensa y con una actitud bien distinta a la de los últimos encuentros de la primera vuelta. El buen hacer de los hombres de Cabanas se apoyó en la producción ofensiva de un desatado Rudovic, que tiró del equipo convirtiéndose en ese jugador de referencia que el equipo necesitaba. Enfrente el Granollers trató de aguantar el tipo, pero con el paso de los minutos poco a poco fue cediendo ante la entrega de un Ximénez que mostraba diversas variantes ofensivas con una mayor participación de los extremos. Los locales llegaron a tener una máxima ventaja favorable de cinco tantos 12-7, pero el conjunto vallesano, merced a la calidad individual de jugadores como Pacheco o Ferrán Solé, se fue metiendo en el partido y finalizó la primera mitad con un resultado más igualado de 15-13.

Ya en la reanudación, el equipo pontanés trató de continuar en su línea de la primera parte, pero un par de inferioridades numéricas consecutivas, y la descalificación de Olea, con roja directa tras una acción sobre Álex Márquez, obligaron a los locales a nadar contracorriente y aguantar el tipo frente a un Granollers enrabietado que quería darle la vuelta al resultado.

Poco a poco el encuentro se fue nivelando, con ventajas mínimas para unos y otros, lo que dio si cabe más emoción al tramo final. El equipo catalán se adelantó 20-21 a falta de poco más de once minutos para la conclusión, lo que obligó a Javier Cabanas a detener el partido, pero los locales se rehicieron y encontraron gracias a la aportación de Rudovic, Vojvodic y Paraja en el pivote, volvieron a tomar la delantera en el electrónico. Los últimos instantes fueron vibrantes, anotando cada equipo sus ataques, si bien la última posesión fue para el Ángel Ximénez, que reclamó un claro agarrón a Paraja en la última acción que los árbitros dejaron sin castigo.

Pese a todo, el punto dejó un grato sabor de boca entre la afición, que premió con una ovación el esfuerzo de sus jugadores y valoró la sensible mejoría de un equipo que, si es capaz de mantener la línea de juego exhibida ante el Granollers, no tendrá problemas para mantener la categoría por tercera temporada consecutiva en la Asobal.