No entiende la vida sin el fútbol, por lo que esta temporada quedará, sin duda alguna, marcada para Antonio Sarmiento como la más amarga de su trayectoria deportiva. El centrocampista cordobés regresaba a una división de la que, como mínimo, nunca debía de haber salido, la Segunda B, después del brillante ascenso con el Lucena la pasada campaña. Sin embargo, le dio poco tiempo a saborearla, pues en el tercer encuentro liguero, en la visita de los provenzales al Cartagena, se rompió el ligamento cruzado anterior de su pierna derecha. Un percance gravísimo.

Ahora, prácticamente siete meses después "en los que he sufrido mucho, pero en los que siempre he tenido una confianza ciega en la recuperación total", le puede llegar la hora de "sentirme futbolista de nuevo. Cuando vuelva a pisar el terreno de juego en un partido oficial será cuando de verdad ponga fin a todo el calvario que he pasado en estos meses".

Hace dos jornadas, cuando el Lucena visitó al Granada, el técnico Antonio Montero citó a toda la plantilla. "Ahí comencé de nuevo a entrar en la dinámica de equipo. Aunque al final no me vestí, el hecho de viajar y estar en el vestuario me indicaba que todo estaba a punto de terminar", relata el centrocampista de Villarrubia, todo un motor en su zona.

El jugador asegura que "físicamente estoy bien y la lesión ya está olvidada", aunque reconoce que tendrá "que ir cogiendo el ritmo de juego poco a poco". Afirma el centrocampista que no le quedan secuelas, que el temor a una recaída "está borrado" y está psicológicamente preparado. Sólo hace falta que Montero cuente con él para darle los minutos más soñados.