María de Villota murió ayer por causas naturales 15 meses después de sufrir un accidente a bordo de un Fórmula 1 que le dejó graves secuelas físicas. El cuerpo de la ex piloto fue hallado sin vida en un hotel de Sevilla, donde tenía previsto dar una conferencia motivacional sobre cómo superó su traumática experiencia.

Personal del hotel llamó a emergencias para pedir ayuda para la joven, de 33 años, pero pese a las maniobras de reanimación no se pudo salvar su vida.

"Queridos amigos: María se nos ha ido. Tenía que ir al cielo como todos los ángeles. Doy gracias a Dios por el año y medio de más que la dejó entre nosotros", escribió la familia de De Villota en la cuenta de Facebook de la deportista, que se había convertido en un símbolo de optimismo y superación.

Su muerte se produce además días antes de la presentación de su libro La vida es un regalo, en el que habla de su situación tras el accidente y la forma en que fue superando las dificultades ante el cambio radical en su vida que produjo.

Aquel cambio llegó el 3 de julio de 2012, cuando durante una prueba a bordo del Marussia, equipo por el que había fichado esa temporada, perdió el control y se estrelló contra un tráiler.

Además de la pérdida del ojo, De Villota sufrió graves lesiones en el cráneo que la tuvieron al borde de la muerte y la obligaron a pasar dos veces por el quirófano. Sin embargo, después de varios días en el hospital, la española superó el trance y rehizo su vida.

El accidente le obligó a decir adiós a la competición y a su sueño de convertirse en la tercera mujer que compite en un Gran Premio de la máxima categoría del automovilismo, después de las italianas De Filippis y Lombardi. Pero, según sus propias palabras, abrió nuevas perspectivas en su vida.

"Creo en el destino. No sé si es porque necesito creer en él o no, pero yo creo que si me ha pasado esto es por algo y sinceramente creo que aporto más a los demás ahora que antes", dijo en una entrevista con dpa De Villota, un año después de su accidente.

"¿Si yo volviera a nacer, cambiaría mi vida? Realmente no. He luchado por lo que he amado, el mundo del motor. Así que si volviera a nacer mi historia se volvería a repetir. Lo que pasa es que tengo mis secuelas, que son los rastros de mi historia. Y estoy muy orgullosa de mi historia", añadió la rubia ex piloto, que siempre lucía un parche en el ojo con el color a juego con su vestimenta.

Apartada de los volantes, De Villota se casó recientemente con su preparador físico, Rodrigo García Millán, y se volcó en contar su historia allá donde se lo pidieran.

"Hacer una cosa un día es bastante llevadero. Lo malo es cuando se acumula. Eso es lo difícil. Me cuesta más que antes, me canso más, tengo dolores de cabeza", contó De Villota, que fue la primera mujer española que se subió a un Fórmula 1.