Numancia | córdoba · informe técnico

Ver para creer, una vez más

  • El Córdoba empezó mal, pero mejoró y se hizo acreedor a otro resultado · La expulsión de Dani y un gol en contra con una gran dosis de suerte decantó el duelo

Más de lo mismo. El Córdoba repitió entrega y acumuló un nuevo suspenso alto en la (ya) larga lista de decepciones crueles e injustificas que vive durante esta temporada. Y lo peor es que tácticamente la derrota se puede explicar sólo a medias. Porque si bien el comienzo de los de Paco fue flojo, medroso y sin fluidez, en la segunda parte rectificaron la plana liderados por un gran Juanlu y fueron muy superiores. Hasta que, otra vez más, el viento sopló de frente.

Sin querer entrar en justificaciones: Hernández Hernández no expulsó con motivos a Beranger en una clara falta en el centro del campo y, poco después, no dudó en sacarle la segunda amarilla a Dani. Desequilibrio que terminó por plasmar Toché con sangre en un gol duro de aceptar porque viene precedido de un puro churro. Pero suma igual. Cada vez sube más el precio de la fe en todo. Algún día, algún delantero del Córdoba meterá un gol con la espalda, o en el minuto 96, o merced a una acción antireglamentaria... Lo de este año es para hacerse ateo del fútbol.

Defensa

Dos caras, o tres. En la primera parte y hasta el gol del Numancia mantuvo el tipo. Lástima que el tanto fuera en el minuto 12. Porque después estuvo algo nerviosa, con tendencia al resbalón y con muchos problemas en los balones colgados al área. En uno de ellos, la milagrosa intervención de Pierini salvó un gol cantado. Se jugó la rodilla el bravo central italiano. En esos instantes, Valle alternaba grandes paradas con dudas en las salidas que transmitían cierta inseguridad a los zagueros.

Mientras, el lado guerrero del centro del campo era condicionado (y van...) por una nueva tarjeta amarilla tempranera de Acciari. El argentino la vio en el 4 esta vez por cortar un balón con la mano. Un balón que venía rebotado de un despeje tras botar en el suelo. Juzguen ustedes mismos.

Con el paso de los minutos la zaga se fue recomponiendo y en la segunda parte estuvo impecable en el corte y en la anticipación, destacando un Rubén muy sobrio y Pierini anulando a Brit. Además, los dos centrocampistas acudían sin pereza a la presión y Nagore estaba asfixiado. Tanto que Arconada optó por dar entrada a Juan Carlos Moreno que, una vez más, volvió a ser indirecto verdugo de los blanquiverdes.

Con la expulsión de Dani se volvió a la antehistoria. Pero con orden. El Córdoba no se descompuso. Pablo Ruiz se ubicó en el lateral derecho y cumplió. Sólo en una acción solo comprendible si hablamos de un equipo y de una temporada como la que se está viviendo pudo el Numancia llevarse la victoria. La cara de tontos no cuenta. Ataque

En la primera parte, poco o nada. Arthuro estuvo de mero espectador en un teatro en el que parecía que no iba con él. Asen no se asociaba con fluidez con su amigo Arteaga y únicamente Juanlu aportaba algo de sentido al ritmo ofensivo.

El primer remate fue obra de Arthuro ya en el minuto 31. Fue todo el bagaje del Córdoba en las inmediaciones de Jacobo en todo el primer tiempo. Demasiado poco, sobre todo teniendo en cuenta que el equipo tuvo mucho tiempo para rectificar al ser tempranero el tanto de los sorianos. No se deben regalar tantos minutos.

Pero el Córdoba paga con muchos avemarías sus pecados. Con demasiados. Lo venial es mortal y de nada le sirvió hacer una segunda parte de notable tras el suspenso de la primera.

Juanlu crecía con los minutos y su primer gol con el equipo no fue sino producto lógico de su buen estado de forma. En la jugada del tanto, eso sí, se evidenciaron los síntomas de la progresión de los atacantes cordobesistas. Como mandan los cánones (si es que mandan algo), un pase del lateral (Dani) al extremo (Arteaga), centro medido al corazón del área y el que está más cerca de la portería remacha (Juanlu). De cajón.

Tras empatar llegaron los catorce minutos más brillantes. En ellos, el Numancia era un pelele desconcertado y entregado. Pero supo defender bien (es el mejor en esa faceta) y luego tuvo su premio. Excesivo, pero ¿quién se acordará de eso si suben? Virtudes

Capacidad de reacción en una muy buena segunda parte.

Talón de aquiles

Está claro: Necesita algo más para ganar. Y un exorcismo también.

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