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Venezuela, de la crisis a la élite

  • En el peor momento social del país Rojas y Peinado dan un paso adelante

Justo en uno de los momentos más delicados en la historia reciente de su país, dos jóvenes mujeres de 21 y 19 años colocaron a Venezuela en la élite del atletismo. El oro conquistado por Yulimar Rojas en el triple salto y el bronce logrado por Robeilys Peinado en el salto con pértiga impulsaron a Venezuela por delante de otros países de mayor tradición atlética y poderío económico.

La pregunta resulta, entonces, obvia: ¿cómo pudo Venezuela alcanzar su mejor cosecha de siempre mientras atraviesa una de sus peores crisis política, económica y social de las últimas décadas? Las respuestas no son sencillas. A pesar del insólito éxito de sus deportistas, los dirigentes del atletismo venezolano apenas se dejan ver por las zonas mixtas del Estadio Olímpico de Londres ni en los hoteles donde conviven con delegaciones de otros países.

Las propias protagonistas tampoco ofrecen demasiadas claves. Más allá de proclamar el amor que profesan a su patria, les incomoda hablar sobre una cuestión que las compromete y eluden pronunciarse con claridad. "Venezuela es un país maravilloso, sé que vamos a salir de esta situación y que se van a acabar las peleas y la guerra entre hermanos. Esta medalla le da orgullo y felicidad a Venezuela", afirmó Rojas. "Mi país siempre me apoyó y eso ha sido fundamental. Siempre se han preocupado por mí, ayudándome, no tengo quejas; estamos evolucionando. Aunque falta mucho más apoyo para los demás atletas", agregó. Sin embargo, tanto Rojas como Peinado viven y se entrenan fuera de Venezuela. Rojas puso rumbo a España hace dos años para prepararse con la leyenda cubana del salto Iván Pedroso en Guadalajara. Fichó por la sección de atletismo del Barcelona que, si bien es amateur, también la "ayuda" en su proyección.

La partida de Venezuela de Peinado es más reciente. Fue el pasado febrero cuando decidió instalarse en Polonia para poder trabajar a las órdenes del técnico que dirigió los pasos de la antigua subcampeona mundial Monika Pyrek, el ucraniano Vyacheslav Kalinichenko. "Después de Pekín -ya participó en el Mundial de 2015- tenía la necesidad de cambiar de ambiente. No me sentía cómoda. Cuando quieres algo, un sueño, hay cosas que hay que desviar de tu camino para llegar a donde quieres. Y yo quería lograr algo para que ellos estén mejor", agregó Peinado, en alusión a su convulso país y a su familia.

Rojas y Peinado son la cara más popular y exitosa del atletismo venezolano. Pero hasta quien no lo es tanto y apenas cuenta con ningún tipo de apoyo mejoró su rendimiento en Londres: el maratoniano Luis Alberto Orta concluyó en la posición número 67 con su mejor marca de la temporada. Tras cruzar la meta, y a punto de vomitar, Orta dijo: "Tenía una responsabilidad con mi país, que está pasando un momento muy difícil. Si estoy aquí es para acabar. No hacerlo es agregar al problema de mi país". Ésa, quizá, sea una de las claves que explique el inusitado éxito de los atletas venezolanos en los Mundiales de Londres: el poderoso deseo de aliviar las penurias diarias de sus compatriotas con sus gestas deportivas.

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