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Unidos hacia el desastre

  • José González agitó el once con respecto al partido anterior · El Martínez Valero, con 36.000 asientos, le viene grande al Elche · Vidal mostró su espíritu ganador

Cristian Álvarez, Julio Iglesias, Antonio, Rubén, Juanlu, Javi Moreno y Dani. Así, en el sentido de las agujas del reloj, los siete suplentes del Córdoba compartieron rondo en los prolegómenos del partido en Elche. Y además, en un ambiente de risas y buen rollo generalizado. Casualidad o no, fue un guiño al deseo de unidad expuesto por el club en la agónica carrera hacia la salvación. Precisamente, el día en que José González agitó el once con cuatro cambios con respecto a la alineación anterior. A los jugadores se les llena en la boca en la sala de prensa al coincidir en un planteamiento solidario: ahora no importa quién juegue, sino el equipo. Pues eso.

El bloque salió malherido del Martínez Valero, un estadio tan grande (la capacidad es de 36.000 espectadores) que el club alicantino no abre el anillo superior en los compromisos en casa. Ni falta que le hace. Aunque el ascenso es más un deseo que una realidad, la afición no ha perdido fuerza: ayer apretó con ilusión en pos de la remontada, clamando contra la actuación arbitral y humillando a los foráneos por su triste devenir. No obstante, siempre hay excepciones. Una hora antes del encuentro, un seguidor franjiverde, ataviado con camiseta y gorra del conjunto de sus amores, aseguraba que no iban a regalar nada: "Aún no estamos salvados". Con la victoria de ayer, ya acumulan 53 puntos. Quién los pillara.

Vista la primera mitad, uno podría pensar que el Elche, más allá de competir, ya ha empezado a dedicarse a otros menesteres. Craso error. Una vez apalabrada la renovación, David Vidal encara la recta final de la temporada con un ojo puesto en el presente y otro en el futuro, en ese curso 08-09 que se presenta como el de la consolidación definitiva, por no decir algo más. El gran beneficiado de la teórica relajación de ayer estaba siendo José González, discípulo de Vidal en su etapa como futbolista. Pero los gestos del gallego no dejaban lugar a la duda: no le gusta perder ni a las cánicas. Y ese espíritu ganador fue el que llevó al Elche al triunfo.

En el Martínez Valero, el campo que registró la mayor goleada en la historia de los Mundiales (Hungría vapuleó a El Salvador por 10-1 en España'82), el Córdoba se quedó sin ganas de fiesta. Y eso que en los bajos del estadio hay una discoteca. Vaya provocación…

Fue por culpa de futbolistas de la talla del argentino Willy Caballero, medalla de oro en los Juegos de Atenas'04 con Argentina; Rubén, campeón del mundo sub 20 en Nigeria'99 con la quinta de Casillas, Xavi o Marchena; Víctor Sánchez del Amo, campeón de Europa con el Real Madrid y curtido en muchas batallas con el Racing o el Deportivo, o José Vega, que en el anterior periplo del Córdoba en Segunda B se midió a los blanquiverdes en las filas del Écija. Son los bucles del fútbol, que ayer dio a Mario y Katxorro la oportunidad de redimirse ante su equipo la pasada campaña. Por otro lado, Acciari se metió cerca de mil kilómetros entre pecho y espalda para acompañar a sus compañeros en una cita fundamental y de paso saludar a David Vidal, con quien se consagró en el Murcia.

Sergio, uno de los profesores del programa de televisión Fama, pasó el fin de semana en Elche. El Elche bailó ayer sobre la tumba del Córdoba con una coreografía que huele a despedida. Y todo ello a pesar de Gardeazábal Gómez, quien parecía empeñado en devolver lo que un día quitó, en la visita del Poli Ejido. Al final no le quedó más remedio que castigar con tarjetas la ira de un equipo fuera de sí, desquiciado. Un juguete roto.

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