El Joventut vio coronado en Turín su proyecto de cantera y juventud, su baloncesto alegre y festivo, al proclamarse campeón de la Copa ULEB en el Palavela de Turín, frente a un Akasvayu voluntarioso, pero demasiado cansado, incapaz de contrarrestar el talento de la Penya, que con este título ha logrado plaza para disputar la Euroliga del próximo año.

Ni siquiera necesitó el Joventut recurrir a la mejor versión de Rudy Fernández para doblegar a su rival. Gana desde el escudo de la camiseta. Si no le funciona su planteamiento, suele tener un plan B para sobreponerse a las adversidades.

Empezaron los verdinegros algo despistados, anulado por la defensa de Akasvayu, pero rectificó a tiempo. Con Radenovic como faro, un pívot que se ha revelado en la ULEB como jugador de futuro, el Akasvayu golpeó primero. Rudy Fernández, con problemas en el hombro derecho, vio el inicio del partido desde el banquillo, y el equipo gerundense se aprovechó de su ausencia (10-2). La defensa individual planteada por el DKV no tardó en dar sus frutos. Además, apareció Moiso, una pesadilla para Marc Gasol. Y con Rudy ya en pista, el Joventut se puso por delante. Mallet comenzó a acertar desde el perímetro y el Akasvayu no tuvo capacidad de respuesta y acusó el cansancio de jugar tres partidos seguidos y su falta de banquillo.

El Akasvayu se quedó sin argumentos. El aro rival se le hizo muy pequeño y se vio incapaz de cerrar el rebote. Resignado, bajó los brazos demasiado pronto. Con 6 puntos en el segundo cuarto, comenzó a firmar su rendición.

En el inicio del tercer periodo, cuando el choque demandaba una reacción, la Penya cerró el marcador. A falta del último periodo, la afición verdinegra ya celebraba el título. Con 21 puntos de ventaja, mayor experiencia en partidos decisivos y una plantilla más amplia, los de Aíto rentabilizaron su ventaja. Así, la Penya levantó el título con la autoridad de los grandes, consciente de que su sitio está en la Euroliga.