Tour de Francia 2018

Thomas vislumbra París

  • El líder aguanta los ataques de sus rivales en la montaña y acaricia el triunfo

  • El esloveno Roglic se exhibe bajando el Aubisque para ganar la etapa y escalar a la tercera posición

Primoz Roglic alza los brazos en señal de victoria tras cruzar en solitario la línea de meta de la decimonovena etapa del Tour de Francia.

Primoz Roglic alza los brazos en señal de victoria tras cruzar en solitario la línea de meta de la decimonovena etapa del Tour de Francia. / KIM LUDBROOK / EFE

Primoz Roglic (Lotto Jumbo) dio un brinco a la tercera plaza de la general tras ofrecer una lección de descenso que lo llevó a imponerse en la decimonovena etapa del Tour de Francia, disputada entre Lourdes y Laruns a lo largo de 200,5 kilómetros, y en la que Geraint Thomas (Sky), segundo, mantuvo el amarillo de líder.

Espectacular Roglic, de 28 años. En el descenso del Aubisque dio una lección de técnica y valentía que le permitió ganar la etapa, desalojar a Chris Froome (Sky) del podio y poner cierto interés de cara a la contrarreloj de Espelette, que dictará sentencia.

Roglic, ganador el año pasado en Serre Chevalier, celebró su éxito en la última etapa de montaña en los Pirineos con un tiempo de 5:28.17, seguido de Thomas, a 19 segundos tras un acelerón con el que rebañó seis segundos de bonificación, dando tiempo al grupo de Tom Dumoulin (Sunweb), Mikel Landa (Movistar) y Froome. El gran perjudicado fue Nairo Quintana (Movistar), dolorido por la caída de la víspera y que cedió 7.09 minutos.

La última etapa de montaña empezó a animarse en el ascenso al Aspin. El Movistar salió de Lourdes con la esperanza de hacer un milagro en los últimos puertos metiéndose en la fuga inicial junto a Julian Alaphilippe (Quick Step).

Si hay en el Tour un puerto legendario, ése es el Tourmalet (de categoría especial y 17,1 kilómetros al 7,3%), en cuyas rampas Landa soltó el órdago al que se unió Romain Bardet (Ag2r). Al final del descenso enlazó Landa con el grupo de cabeza. Momentos de intriga. El retraso del líder, Dumoulin, Froome, Roglic y compañía era de 3.10 minutos. El alavés llegó a ser segundo en la general. El milagro que le pidió el mítico Bartali a la Virgen de Lourdes en 1947 rondaba en los debates. Aquel año, el Piadoso ganó el Tour con 34 años, cuando ya nadie daba un céntimo por él.

Pero se torció el asunto para Landa en la subida al Col des Borderes. El Sky había decidido meter una marcha más con Michal Kwiatkowski, lo que redujo la renta del grupo de Landa a 1.30.

En el Aubisque, último puerto del Tour 2018, se prendieron todos los petardos que a cada uno le quedaba. Entre los grandes empezaron los zarpazos. Landa tensó en la subida, pero a la vez Dumoulin y Roglic atacaron dos veces cada uno a Thomas, que por primera vez se quedó aislado.

Froome y Egan Bernal se descolgaron ante el hachazo del esloveno. Quintana ya sufría en solitario, fuera de escena. Dumoulin, Roglic y Thomas eran auténticos cohetes en la refriega. A 30 kilómetros de meta, Landa, que viajaba con Bardet y Rafal Majka (Bora), sólo tenía 30 segundos de adelanto. No iba a haber milagro. La victoria tenía pinta de ir a un nombre del podio. Roglic no estaba de invitado de piedra y agitó de nuevo al personal. Se lanzó al vacío, en medio de la niebla, entre curva y curva, sin miedo. Fue un hasta siempre, porque en el llano aún tensó más la cadena y abrió un hueco que le permitió darse la fiesta.

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