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El Superclásico es cuestión de Estado

El fútbol y la política van de la mano en Argentina y el primer Boca Juniors-River Plate de la historia en una final de la Copa Libertadores provoca opiniones cruzadas del presidente, Mauricio Macri, la oposición y los mismos clubes.

La mecha se prendió hace una semana, en el momento en que Boca Juniors se clasificó y se unió a su máximo rival en la final, algo que suscitó preguntas como si los visitantes podrían acceder al estadio, cómo sería la seguridad y si el partido se debería retransmitir en abierto, al ser de interés general.

El primero en pronunciarse fue Macri, quien publicó un mensaje en su cuenta de Twitter en el que pedía a las autoridades nacionales y de la ciudad de Buenos Aires que los hinchas visitantes pudieran acceder al estadio, al tratarse de una eliminatoria a ida y vuelta, con el primer duelo en la Bombonera y el segundo en el Monumental. "Lo que vamos a vivir los argentinos en unas semanas es una final histórica. También una oportunidad de demostrar madurez y que estamos cambiando, que se puede jugar en paz. Le pedí a la Ministra de Seguridad que trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir", dijo el jefe de Estado.

Aquellas declaraciones rompieron la baraja, ya que en Argentina los visitantes tienen prohibido el acceso a los estadios locales durante los partidos por razones de seguridad, al haberse producido muertes de aficionados en el pasado. Ese mismo día, un Macri que fue presidente de Boca Juniors entre 1995 y 2007 llegó a confirmar en una declaración en Radio La Red que habían acordado que sí iban a permitir visitantes. "No escuchar nada cuando el visitante mete un gol... Eso no es el fútbol", fue una de las declaraciones del presidente de la nación.

La celebración del G20 en la capital argentina, a donde acudirán presidentes como el estadounidense Donald Trump, obligó a cambiar de fecha el partido de vuelta por motivos de seguridad, porque en principio se iba a jugar dos días antes de la reunión.

Al final, respecto a los visitantes, los clubes tuvieron la última palabra y no se pusieron de acuerdo para permitirlos: sólo habrá público local en los dos encuentros, el primero de ellos mañana a las 21:00, hora española.

Después de esa decisión final, contestó la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, quien criticó a los clubes. "Imagínense que vamos a tener un G20... ¿No vamos a poder dominar un partido River-Boca?", replicó.

La propia Bullrich se había referido unos días antes a las medidas de seguridad para el choque con unas declaraciones que levantaron polémica. Preguntada sobre si su política de seguridad podía incitar a que los ciudadanos se armen o hagan justicia por mano propia, respondió: "Eso es un tema de las personas. El que quiere estar armado, que ande armado. Argentina es un país libre", aunque agregó que prefiere que no lo estén.

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