Es un hombre de negocios de tal magnitud que su agenda apenas le deja un respiro. Por eso, las comparecencias públicas de José Romero no tienen desperdicio. El accionista mayoritario del Córdoba salió ayer a la palestra para inaugurar el flamante hotel AC Córdoba Palacio, la última joya de Prasa. Y, al margen de cuestiones inmobiliarias, ofreció su opinión sobre la situación del club, su titubeante presente y su incierto futuro. A su juicio, tres victorias y un empate deben de bastar para asegurar la permanencia. Y, llegados a ese punto, habrá que evaluar el estado de salud (y ánimo) de Rafael Campanero para intentar convencerle de que no abandone la presidencia. Asimismo, aprovechó para pedir implicación a las instituciones, ya que asumir un déficit crónico cansa a cualquiera. Por muy llenos que uno tenga los bolsillos.

Romero no se deja ver por el palco de El Arcángel. Él pone el dinero y sufre en la sombra, aunque lo tiene claro: "No hay que ser muy listo para saber que no se ha hecho una buena temporada. Para tomar cualquier decisión hay que ver si el club se queda o baja; esperemos que se quede". El dueño de la entidad tiene en mente el calendario restante (Albacete, Numancia, Sporting, Racing de Ferrol y Real Sociedad) y se encuentra en condiciones de afirmar que "soy el que más cuentas echo. Tenemos que ganar como mínimo tres partidos más y empatar uno; con eso nos podemos salvar. Vamos a tener fe y a pedirles a todos los santos que nos protejan, pero si los jugadores no corren y no se esfuerzan no vamos a conseguir nada".

El lunes llamó a Campanero para interesarse por su estado de salud. El longevo mandatario blanquiverde sufrió un ataque isquémico transitorio en el transcurso del Córdoba-Xerez que causó un gran revuelo, aunque todo ha quedado en un susto. Días atrás, había comunicado su intención de renunciar el cargo si el equipo se mantuviera o ponerlo a disposición de Romero en el caso de descender. Sin embargo, éste cree que la continuidad "va a depender de si se encuentra mejor o peor físicamente para tomar una decisión", porque "cuando te recuperas un poco, otra vez tienes el ánimo de hacer lo que te gusta".

El ánimo de Campanero está golpeado; el suyo, también. Romero nunca ha dado la espalda al Córdoba, pero en el análisis de lo que se avecina precisa que "hay que ver cosas. Hay que contar con otras instituciones que hasta ahora han contado muy poco. Nos tenemos que esforzar todos. Todos queremos tener un Córdoba en Segunda o Primera, pero las cosas solas no se hacen".

El club cuenta con el respaldo de su masa social, la que llevó en volandas al equipo para derrotar al Xerez o la que estará representada en el Carlos Belmonte. El presidente del Grupo Prasa estima que "hay que darle las gracias por todo. Por cómo se están comportando, es inmejorable. Si nos hemos equivocado alguna vez, que nos disculpen, pero lo hacemos con toda nuestra ilusión".