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Robinho: "No hay marcha atrás"

El brasileño Robinho metió ayer más presión para forzar su salida del Real Madrid al afirmar que "no hay marcha atrás" en su decisión de fichar por el Chelsea, además de criticar a los dirigentes de la entidad blanca y a Bernd Schuster, su entrenador.

"Mi representante ha ido mil veces a hablar con el club y el club no ha mostrado interés en que me quedara. Ahora, como el club no ha logrado fichar nada, interesa que me quede. Yo tengo mi orgullo", manifestó en una conferencia de prensa multitudinaria ofrecida en un hotel de Madrid.

Robinho no dijo nada que no se supiera ya, pero la diferencia estuvo en la forma de transmitir su mensaje. Fue más duro que nunca y tuvo palabras de reproche contra todos los hombres importantes del Real Madrid, desde sus dirigentes hasta su entrenador.

"Ya le he dicho a Schuster, a Pedja (Mijatovic, director deportivo) y al club que quiero salir. Por enésima vez lo digo ante la prensa. Todavía el entrenador piensa que me puede recuperar, pero mi cabeza está en el Chelsea", afirmó con rotundidad.

El futbolista se quejó de la actitud que el club tuvo con él en las últimas fechas, centrando sus críticas en la negociación para el posible fichaje de Cristiano Ronaldo, en el que el brasileño se ha sentido como "moneda de cambio".

Después, llegaron las palabras contra Schuster, quien el sábado afirmó que se sentía como "un padre" intentando aconsejar a Robinho qué es lo mejor para su futuro. Robinho atacó al entrenador, diciendo: "No es mi padre". La convocatoria de la rueda de prensa sorprendió a todos, pero es fácil suponer su justificación: el plazo de fichajes termina hoy y es lógico pensar que Robinho se sienta ansioso al ver que el tiempo se le acaba.

El Real Madrid intenta agilizar las gestiones por contratar a un jugador que supla al brasileño, visto que también fracasó el fichaje de Ronaldo y el plan B. Tanto Santi Cazorla como David Villa renunciaron a fichar por el club blanco, que ahora busca otras soluciones de urgencia. Pero no es fácil porque el mercado está caro y sin mucha oferta disponible. Tanto es así, que el club se plantea obligar a Robinho a cumplir su contrato, por más que el brasileño tenga la cabeza en otro lugar.

"No me puedo negar a jugar, aunque sea a disgusto", señaló ayer Robinho. Pero sembró la duda al añadir que no descartaba la posibilidad de pasarse un año en blanco, 12 meses sin jugar.

Con la rueda de prensa, Robinho se ganó más la enemistad de todo el madridismo. Cargó contra sus dirigentes y también contra Schuster, algo inédito hasta ahora. A sus aún compañeros tampoco debió sentarles muy bien que el brasileño hiciera tanto ruido justo en el día que comenzaba la Liga.

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