Va en su carácter. Hay jugadores tímidos, retraídos, abúlicos, callados, pacientes... Pero Julio Pineda no es de esa clase.

El delantero siempre se ha caracterizado por su temperamento. Una sangre caliente que suele salir en los momentos más difíciles. Es parte del particular crimen y castigo con el que afronta su profesionalidad. Una cruz o una bendición según el color con el que se mire. Inoperable por estar incrustado en lo más profundo de su personalidad. Genio y figura hasta la sepultura.

Por eso, ayer, cuando tomó las riendas de los micrófonos, a casi ninguno de los periodistas allí presentes le sorprendieron sus palabras. Incluso, conociendo persona y personalidad, sonaban amables. El verbo, sin el entorno donde es desatado, pierde mucha de su fuerza mediática.

Así, el camero comenzó su recital de aseveraciones respondiendo con sorna a quien le preguntó sobre su posible titularidad el domingo ante el Sporting: "El día 28 de diciembre -el de los Inocentes- ya ha pasado. No me veo titular, para qué nos vamos a engañar. Sólo he jugado de inicio ante el Málaga. El entrenador nos ha pedido máxima dedicación e implicación, y yo he demostrado que eso siempre me ha sobrado sobre el campo".

Seguía el personal análisis de su propia coyuntura recordando que es "el cuarto delantero" y que tiene "muy pocas opciones". Pero, lanzándose un recordatorio panegírico, añadió que "mi currículum no es nada malo, tengo muchísimos ascensos conseguidos y marcando siempre muchos goles. Creo que ya no tengo que demostrar nada a nadie". Pineda llegó a decir que siente que su figura está siendo desaprovechada "por la falta de minutos". Luego, de forma algo críptica, dejó caer un mensaje en el que había algo de indirecta: "Le pese a quien le pese, los números están ahí. He jugado dos partidos, he marcado un gol y he dado una asistencia".

Pero el momento álgido de su comparecencia llegó cuando se le habló del posible interés de otros equipos de categoría inferior por hacerse con sus servicios. Pineda reconoció que "no sólo el Portuense, sino otros muchos equipos han preguntado por mí", pero afirmó con contundencia a continuación: "Lo voy a decir una sola vez de aquí al 31 de enero (fecha del final del plazo de fichajes). No me voy. Ya tenéis el titular, me quedo. Podéis ponerlo mañana".

De hecho, y fue el momento que provocó la risa de los presentes en la rueda de prensa, terminó por confirmar el atacante sevillano que mucho y bien tiene que fichar el Córdoba para que él cambie de aires: "No me voy de aquí ni aunque fichen a Van Nistelrooy".

Claro y contundente. Pero Julio sabe que por la boca (a veces) muere el pez y que prefiere jugársela antes que quedarse a medias. Porque, a pesar de que "si es por méritos, yo me veo titular", es consciente también de que "lo mismo me pone un día el entrenador y la cago en el campo. Entonces me dirán que soy un bocazas, pero ya llevo muchos años en esto del fútbol y me da igual. Digo lo que pienso". Mientras se marchaba, los periodistas sonreían refrescando el catálogo de titulares.