Un miércoles más en El Arcángel. Cámaras amontonadas en la sala de prensa esperando a cazar protagonistas. Plumillas inmersos en las más bizantinas discusiones sobre fútbol y otras cosas. Dos aficionados italianos al fútbol que pasaban por allí en su viaje desde el Piamonte y se fotografiaban con Pierini ("il stadio é piccolo, ma molto bello"). Todo (casi) normal. Y una victoria fresca que hacía sonreír al técnico al frente.

Paco no relaja su talante cuando las cosas marchan bien. Ni frunce el ceño con enfado cuando van algo peor. Su equipo regresaba ayer de disfrutar de dos días de descanso y, quizá por eso, las carreras eran más vivas que nunca. La intensidad, a tope.

Por eso de los tres puntos ante el Málaga (y el otro punto, el de inflexión), Paco tuvo que explicar todo lo que de bueno está suponiendo para la moral del grupo: "Las victorias siempre dan ánimo y confianza y al equipo le faltaba un resultado así, pero no influye a la hora de creer más en sus posibilidades, porque eso se hace con el trabajo diario". En todo caso, si algo de bueno tuvo el épico tanteo frente al Málaga puede ser para "que cojamos el ritmo de victorias y nos coloquemos en una situación más tranquila".

Fue el del sábado pasado una metamorfosis radical. Reconoció el entrenador del Córdoba que, seis antes, contra el Nástic, "jugamos muy bien sin balón, pero no supimos diferenciar el ritmo cuando tuvimos la pelota". Sin embargo, el otro día, "el equipo atosigó cuando no tuvo el balón y la tocó con criterio cuando pudo tenerlo en su poder".

Pero Paco no promete nada. Ni habiendo dado lo mejor de sí mismos los catorce que actuaron frente al Málaga tienen un puesto asegurado en el autobús hacia Sevilla: "Me llevaré a los jugadores que mejor estén y a los que crea que más puedan aportar para un partido determinado". Así que, en consecuencia, el derecho a quejarse se comprende, pero no se tolera: "Nadie se puede pensar que tiene un puesto fijo, pero todos se tienen que sentir útiles en la plantilla. Los jugadores tienen que ser honestos y generosos porque lo que se hace es por el bien del equipo".

Cabe pues, pensar que nuevamente piezas importantes en el vestuario como Dani, Acciari o Javi Moreno podrían quedarse fuera nuevamente de la convocatoria. Su posible disgusto no preocupa al técnico del Zumbacón: "No sé si están enfadados, pero no les queda otra que asumirlo, y si cabe, trabajar más aún para volver a estar a disposición del entrenador".

La revolución silenciosa (o no tanto) que emprendió Paco frente al Málaga podría tener continuidad en Sevilla. Explicó Paco que sus intenciones fueron darle más dinamismo al juego de ataque y que la idea le gustó. Eso sí, no garantizó nada porque "todo dependerá, como siempre, de lo que vea esta semana". Los periodistas ya saben a qué atenerse.

Con el suspense que se vive cada semana a la hora de elucubrar una alineación es normal que Paco sostenga que "cada vez se lleva menos el hecho de tener un once tipo, salvo que un equipo gane siempre sin problemas".

Sobre lo que no cabe conjeturar es sobre dos factores. El primero es la calidad del rival del domingo ("me gusta mucho porque trata bien la pelota") y sobre la incomodidad del horario ("no me gusta jugar al fútbol por la mañana"). Pese a la hora, el Pizjuán tendrá tiznes blanquiverdes. Para Paco ese apoyo no es asunto baladí: "Que haya muchos de los nuestros en las gradas es motivante".