Baloncesto l 'Final Four' de la Euroliga

Media docena de trofeos para el CSKA

  • Los rusos destrozan tras el descanso al Maccabi y se arriman al Real Madrid

El CSKA Moscú subió a los cielos de Europa en Madrid, que contempló el triunfo ruso ante el Maccabi israelí en la final de la Euroliga como una película de trama esperada y desenlace conocido. Los ex soviéticos son campeones continentales por sexta vez, dos veces menos que el Real Madrid.

CSKA y Panathinaikos libraron un partido por el campeonato vibrante, sin complejos, fieles al estilo que profesan. Si algo caracteriza a las plantillas del recién renovado Ettore Messina -el italiano ha firmado un nuevo acuerdo por una temporada con opción a otra-, y por Zvi Sherf es el gusto por el baloncesto de ataque.

La fuerza atacante de estas escuadras baja respecto a los números que marcan en sus respectivas competiciones nacionales, pero en el Palacio de los Deportes lo desplegaron al máximo.

Unos pocos lances de tanteo dieron paso a la primera andanada de los tiradores rojos. Dos triples, uno a cargo de Holden y otro de Langdon, echaron el primer órdago sobre la mesa (10-16).

Sherf taponó la vía de agua a través de Batista, que tuvo una irrupción poderosa en la zona. Anotó ocho puntos dentro de la pintura y contuvo el empuje de un CSKA donde Langdon, componente del quinteto ideal del torneo, causaba estragos. El estadounidense firmó 14 puntos en el primer tiempo sin cometer un solo fallo. El Maccabi lo compensó con las excelencias de otro norteamericano, Bynum, que se quedó a dos de Langdon en el intermedio (41-42).

Al regresar del vestuario, Messina abrió otro frasco de su suculenta despensa. Andersen surgió como un ciclón dentro de las zonas. Antes, Holden había abonado el terreno para empezar a decantar el choque. Dos triples del estadounidense anunciaron la carga del CSKA. La brecha creció hasta nueve puntos (47-56) y el Maccabi empezó a ver la final cuesta arriba.

Bynum cerró el tercer periodo con un triple balsámico para el Maccabi (57-63). La réplica cayó en la primera acción rusa del último periodo. Siskauskas devolvió el lanzamiento y, de paso, alimentó el sueño de subir hacia el cielo el segundo título en dos temporadas con dos equipos diferentes: Panathinaikos y CSKA.

El zarpazo de nueve puntos al inicio del segundo tiempo no sólo seguía intacto. Crecía. Smodis transformó una serie desde la personal (57-63 m.33). El Maccabi precisaba sacar algo positivo de la siguiente posesión y fracasó.

Smodis entendió que era hora de dar un paso al frente. Ejecutó dos acciones reservadas a los jugadores de máxima categoría. Un triple y dos tiros libres del poste esloveno y 51-73. El Maccabi sentía el resuello de la derrota en la nuca. El CSKA olía la púrpura de los ganadores. Con mucha razón. Los israelíes ya no pudieron levantar cabeza. Aturdidos, desplegaron una intentona desesperada, obligada e inútil que no pudo evitar el sexto título de los rusos, campeones en el cincuenta aniversario de la competición y en el 85 aniversario de su fundación. Ahora son los segundos con más Copas de Europa (6), dos menos que el Real Madrid.

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