Fútbol l Liga BBVA

El Madrid luce su pegada

  • El equipo blanco demuestra que ha recuperado la confianza perdida con Schuster

El Real Madrid y especialmente Robben, imparable mientras estuvo en el campo, no tuvieron piedad del Mallorca, en la primera victoria madridista como visitante desde el 19 de octubre, la tercera consecutiva, que le sitúa segundo en la tabla.

Robben marcó el primer gol, estrelló un disparo en los palos y volvió loca a la defensa del Mallorca, reforzada para la ocasión con tres centrales. Raúl celebró su partido número 500 en la Liga con un gol de tacón y Sergio Ramos anotó el tercero, reeditando el arquero de Kiko y Güiza con la celebración de su gol.

El Madrid tuvo una tarde plácida en la isla e incluso, su triunfo, el undécimo en la temporada y el cuarto lejos del Bernabeú, pudo ser más abultado. Dos de sus fichajes en el mercado de invierno jugaron en Palma: Lassana Diarra fue titular y Huntelaar entró en la segunda parte.

El partido comenzó con todas las miradas puestas en Robben. Bastó que el holandés tocara el segundo balón de la tarde para encender las alarmas en el campo y en las gradas. Y Robben la armó. Era el minuto 2, y el holandés ya marcaba tras un pase de Raúl. En 120 segundos había destrozado el súper esquema defensivo de Manzano, que por primera vez alineó a tres centrales. Pero su show continuó. Encarando de frente se fue con una facilidad pasmosa cuando quiso, y aunque tuvo más dificultades cuando controlaba de espaldas, fue un peligro constante.

El Mallorca dio prioridad a la defensa y al centro del campo antes de que a su ataque, consciente de sus limitaciones. Pero no le sirvió de nada. Raúl, en el 16, marcó con una vistosa espuela para celebrar por todo lo alto su partido número 500 en la Liga.

Esperó el equipo de Gregorio Manzano parapetado en su campo con la esperanza de cazar un gol al contragolpe o en un fallo de su rival. Lo que ocurre es que sin su goleador, Aritz Aduriz, sancionado, todo es más difícil.

El Madrid tampoco estuvo por la labor de arriesgar en exceso, al menos, tras el cómodo 0-2. Con Robben como argumento disuasorio de lujo, los de Juande Ramos esperaron su oportunidad para marcar más goles armados de paciencia.

Fútbol de altura, lo que se dice de quilates, no se vio en Palma. Probablemente, porque ni el Mallorca ni el Madrid estén para muchas florituras a estas alturas de la temporada. Los dos tienen desafíos muy importantes.

Con el 0-2, había que quemar las naves, pero eso, frente a un equipo como el Madrid, puede pagarse muy caro. Sergio Ramos puso la guinda al pastel para un conjunto blanco que ganó en la capital balear casi sin despeinarse. Eso sí, dejó al Mallorca hundido en el fondo de la tabla.

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