Fernando Llorente volvió a dar aire al Athletic en la clasificación con los dos goles que derrotaron al Numancia en San Mamés y, de paso, dio vida también a su entrenador, Joaquín Caparrós, que antes del partido vivía sus peores momentos desde que llegó al banquillo de Bilbao.

Llorente sentenció con dos tantos muy diferentes, pero en dos suertes que domina: el remate de cabeza y el fuerte disparo de lejos. Si en la primera ya había mostrado, con anterioridad, su poderío, hace poco que comenzó a dar muestras de que tiene un buen chut, cuando ha roto ya en un jugador superior.

El 2-0 provoca un relevante cambio de posiciones en la tabla para los dos equipos, ya que el bilbaíno le deja al soriano en la plaza de descenso que ha ocupado en las seis últimas jornadas.

El Numancia, con 2-0 en contra, siguió intentándolo y dio numerosos sustos a los locales antes del descanso. Especialmente, en un tramo en el que no les dejó salir de su campo. El partido fue un poco un quiero y no puedo por parte del Numancia y de guardar la viña para el Athletic, ante el valioso resultado que consiguió.