Tal y como estaba fijado en las previsiones meteorológicas locales, las intensas lluvias que acompañan a la tormenta tropical Hanna, que afecta a toda la costa norte de Estados Unidos, obligó a cancelar parte de la jornada de ayer del Abierto de Estados Unidos, que se disputa en Flushing Meadows, en Nueva York.

Por ello, la semifinal que estaban disputando Rafa Nadal y el escocés Andy Murray fue suspendido definitivamente por la lluvia cuando el marcador reflejaba un 6-2, 7-6(5) y 2-3 favorable al español, que disfrutaba de una ruptura de saque y se disponía a servir.

También fue aplazada la final femenina que debían disputar la serbia Jelena Jankovic y la norteamericana Serena Williams, trasladada a hoy, mientras que la final masculina está prevista para mañana a las 23:00 horas.

Cuando habían transcurrido dos horas de partido de la semifinal, el juez de silla bajó a la pista y tras comprobar que las líneas estaban resbaladizas decidió parar el partido, aunque anunció a los espectadores que estaba previsto que la lluvia parara y que el partido se reanudaría. Finalmente no fue así y los organizadores decidieron suspender el partido hasta hoy. En principio esta previsto que el encuentro de Nadal y Murray se reanude a partir de las 22:00 de hoy, aunque en esta ocasión en la pista central.

La organización del torneo neoyorquino no decidió finalmente que ambas semifinales se jugaran de forma simultánea, aunque tras ver los informes meteorológicos que dispusieron que Nadal y Murray comenzaran su partido tras el mediodía.

La primera semifinal entre Roger Federer y Novak Djokovic sí que se pudo disputar. El suizo salió vencedor tras un vibrante partido. Así, Federer podrá defender por cuarta vez su corona en Flushing Meadows tras derrotar al serbio Djokovic por 6-3, 5-7, 7-5 y 6-2, en un gran encuentro del jugador suizo.

Federer, que no había vuelto a ser el mismo desde que perdió la final de Wimbledon ante Rafa Nadal, en esta ocasión sí que recuperó ese tenis elegante, espectacular y eficaz, y además ante un rival de la envergadura de Djokovic, con el que precisamente jugó la final del el pasado año.

El duelo comenzó con mucho ritmo, aunque desde bien pronto se observó que Federer estaba muy metido en el partido. La alta efectividad en su primer servicio permitió al suizo sumar con facilidad los juegos que sacaba, mientras que al resto consiguió el break en el cuarto para adjudicarse con mucha celeridad la primera manga en apenas 24 minutos.

Djokovic metió una marcha más al partido en el arranque del segundo parcial. Sin embargo, el de Basilea no se descompuso pese a que el jugador serbio consiguió de nuevo romper el servicio de Federer e igualar el partido a un set.

En la tercera manga, ambos jugadores mantuvieron el excelente nivel de juego, hasta que el suizo rompió el servicio de Djokovic en el decisivo duodécimo juego y volvió a ponerse por delante en el partido. La pérdida de este tercer set fue un mazazo para la moral de Djokovic, que sufrió un bajón en su juego, una licencia suicida ante un Federer que iba embalado y que cerró el partido con un 6-2 que lo clasificaba para la final.