División de opiniones en la despedida del Prasa ayer en el Juan Sepúlveda en el último partido como local. Y es que no ha sido un año como para tirar cohetes, toda vez que el conjunto vallesano arrancó muy mal una temporada que abandonó hace dos meses, cuando ya no se jugaba nada.

Ayer, en el cierre del ejercicio, comenzó bien el partido rompiendo al Almoradí a la contra con un Lubián vestido de genio. El Prasa en la primera parte fue mucho mejor que los alicantinos quienes sólo se apoyaban en Latorre en ataque. A los 20 minutos ya ganaban 14-10 lo que provocó el tiempo muerto rival.

Parecía que todo iba a ser coser y cantar pero en el arranque de la segunda mitad los problemas aparecieron. El Almoradí vino más enchufado del vestuario y le endosó un 1-7 a los seis minutos. Le había dado la vuelta a la tortilla con un Prasa estático que se quedó clavado mientras los visitantes lo corrían todo.

Los últimos 20 minutos de partido han sido de lo peor de la liga pues el pabellón pozoalbense permanecía callado y aburrido viendo como los alicantinos celebraban la salvación y el Prasa pedía a gritos que el reloj corriera para terminar una liga que se le está haciendo eterna.