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Europa, mezcla de dinosaurios y maravillas

Los estadios españoles de Segunda División se mueven en parámetros similares a los de sus homólogos de las principales ligas europeas, alternando espectaculares y modernos recintos con otros mucho más modestos, ya sea por su antigüedad o por pertenecer a pequeñas ciudades para los que la segunda categoría es un techo por sí misma.

Así, si en España tienen una capacidad media de 21.000 espectadores, en Italia la cifra se reduce mínimamente hasta los 20.657, aunque con matices. La media en los estadios de la Serie B transalpina está en torno a los 15.000, aunque el gigantesco San Nicola de Bari -con una capacidad para 58.170, su diseño fue el modelo sobre el que se construyó originalmente El Arcángel en 1993-, el San Filippo de Messina (40.200) o el Arechi de Salerno (37.000) elevan considerablemente el promedio.

La Championship inglesa aumenta los registros con una moderna estructura de 24 estadios que alcanzan los 25.275 espectadores de media, con ocho estadios por encima de los 30.000 -destacan los 40.000 de Hillsborough, del Sheffield Wednesday, un estadio de triste recuerdo por la tragedia de 1989- y sólo tres por debajo de los 20.000.

Hasta 25.400 espectadores de media sube el promedio de los estadios de los 18 equipos que la próxima temporada disputarán la Bundesliga 2 alemana, aunque la cifra se ve engordada significativamente por los 70.000 aficionados que puede albergar el Allianz Arena, hogar del Múnich 1860 (hermano pobre de la capital de Baviera, siempre a la sombra del Bayern), los 48.500 del Fritz Walter Stadion de Kaiserslautern, un histórico en horas bajas, o los 45.000 del Frankenstadion de Nuremberg. Más pequeños son los estadios de los 20 conjuntos de la Ligue 2 gala, cuya capacidad media apenas alcanza los 18.000 espectadores, y eso que este año cuenta con coliseos como el Felix Bollaert de Lens, capaz para 41.200 personas.

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