Ciclismo l Tour de Francia

Estreno triunfal del 'gran' danés

  • Sorensen abre su palmarés dejando atrás a su compañero de fuga a 5 kilómetros de la meta · La general, sin cambios

El gran danés Nicki Sorensen, un gigantón de casi 1,90 metros del equipo Saxo Bank, estrenó su palmarés en el Tour de Francia al adjudicarse la duodécima etapa disputada entre Tonnerre y Vittel, de 211,5 kilómetros. La jornada fue de transición con una escapada consentida por el pelotón para tener otra jornada tranquila y que el italiano Rinaldo Nocentini se mantuviese al frente de la general, con los favoritos esperando la llegada de los Alpes.

Sorensen, un rodador de 34 años, supo rentabilizar la fuga buena del día después de rodar en solitario y a toda máquina en los últimos 5 kilómetros. Así, se presentó en la meta con tiempo suficiente para degustar su primer triunfo en la ronda gala. Sus perseguidores y compañeros de escapada, el francés Lefevre, el italiano Pellizotti, el alemán Fhoten y el español Egoi Martínez, líder de la montaña, aparecieron 48 segundos más tarde, mientras que el pelotón llegaba casi seis minutos después, encabezado, claro, por Mark Cavendish, quien volvió a imponer su fuerza en sprint que ya contaba poco y que venía con el susto en el cuerpo de una caída, sin consecuencias, en la que se vieron involucrados Cadel Evans y Levi Leipheimer.

Era otra etapa con etiqueta de transición, o sea, de escapada consentida. Muchos fueron los que intentaron, pero los elegidos surgieron en el kilómetro 63. Entre ellos dos interesados en la pelea por el maillot de la montaña: Egoi Martínez (Euskaltel) y el italiano Franco Pelizotti (Liquigas). Se unieron los franceses Pauriol, Calzati y Lefevre, el danés Nicki Sorensen y el esprínter alemán Markus Fothen.

Aliciente menor de la monótona etapa que llegó a los Vosgos con el duelo Egoi-Pellizotti por los puntos en cuatro puertos de cuarta y uno de tercera categoría, éste último el de Bourmont, a 34 kilómetros de meta. La pugna no tuvo gran emoción, pues el italiano le mojó la oreja al ciclista navarro en todas las cimas, por lo que sumó 15 puntos que le sitúan segundo en la general de los escaladores.

La fuga tenía buena pinta. Buen entendimiento y relevos solidarios entre los hombres de vanguardia. Pero a 20 kilómetros de meta comenzaron las hostilidades en la cabeza. Los corredores vieron que la escapada iba a acabar con éxito y cada uno puso sus cartas sobre el asfalto. El Columbia decidió dar descanso a Cavendish, que tendrá más oportunidades para ganar el quinto sprint, el AG2R tenía asegurado el amarillo de Nocentini y los favoritos marchaban de paseo.

Sorensen y Calzati, un gran rodador de 34 años y un escalador de 30, respectivamente, fueron los primeros en lanzar el envite, a un ritmo endiablado. Los otros cinco se quedaron clavados, viendo como ambos se perdían en lontananza. Dos hombres y un destino, el rubio inédito en los podios del Tour, el francés ya ganador de una etapa en 2006.

El nórdico soltó la traca final a cinco kilómetros de la pancarta de llegada. Arrancó la moto y dejó la compañía de Calzati. Solo, entregado al sueño de su vida, con la victoria al alcance de la mano no miró atrás un instante. Únicamente lo hizo por debajo de su brazo en la recta de llegada, cuando vio que iba a entrar en la historia del Tour de Francia. El doble campeón de Dinamarca, profesional los últimos 10 años, alcanzaba la gloria en una gran carrera por etapas.

El gran pelotón, después de sufrir el susto de las caídas sin consecuencias de Cadel Evans y Levi Leipheimer, llegó a Vittel, ciudad balneario cuyas aguas ya eran famosas en tiempos de los romanos, con una producción de 1.000 millones de botellas de agua al año. Del rico sabor del vino inicial al insípido del líquido elemento. Así va el Tour.

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