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Al Córdoba le falta un Alfaro

  • Eliminado El resultado cosechado deja al Córdoba fuera de la Copa del Rey por cuarta vez consecutiva en primera ronda A ratos El Tenerife llevó el ritmo del partido y el Córdoba sólo reaccionó tras el gol en jugada ensayada de Cristian

El Córdoba no tiene un Alfaro, el mediapunta anhelado. Un futbolista ingenioso entre líneas, capaz de realizar bellos y eficaces controles orientados, con calidad para gambetear o asociarse con sus compañeros. Y sobre todo con gol. Más bien, golazos. Un doblete del onubense noqueó al conjunto de José González, que se marcha de la Copa del Rey por la vía rápida.

El lema de la campaña de abonos del Tenerife es Ten fe. De eso tiró el cuadro blanquiverde para salvar la eliminatoria, pero el tanto de Cristian Álvarez apenas sirvió para renovar las ilusiones. En el Heliodoro, en el callejón del Combate, el equipo cosechó su segunda derrota en cuatro días. No le queda otra que levantarse y dar la cara en Vitoria este domingo. De momento, está fuera de la Copa y es el colista de la Liga Adelante. Así que lo que venga no puede ser más triste.

Ito, asumiendo los galones, irradió tensión desde el principio. Él reunió a sus compañeros en un corro en los prolegómenos, él hizo la primera falta del partido y el realizó la protesta pionera. Para dejar su sello. Asimismo, se colocó como central para tapar una salida de su zona de Pablo Ruiz y taponó un peligroso disparo lejano de Alfaro.

El 4-1-4-1 del Tenerife era un desafío para el conjunto de José. No obstante, la movilidad de Richi convertía el sistema de Oltra en un 4-2-3-1, según tocara. Más complejidad táctica. Como se esperaba, el cuadro local asumió el control del partido en el arranque, mientras los blanquiverdes ejercían una presión tímida, decididos a no perder la posición. Así, las faltas fueron cayendo hacia el mismo lado. Alfaro botó un golpe franco cargado de rosca que se perdió cerca de la escuadra de David Valle, una especie de flash-back del trallazo que se tragó Julio Iglesias en la visita al Pizjuán de la pasada temporada. Desde su demarcación de mediapunta con libertad de movimientos, el joven talento de la cantera del Sevilla era la gran preocupación para los visitantes. Se encargó de ratificarlo con un pase al hueco a Iriome que derivó en el primer córner de la noche.

El Córdoba empezó a achicar balones sin contemplaciones. Demasiado pronto. Sergio Aragoneses blocó sin mayores problemas una falta colgada por Cristian Álvarez. Pepe Díaz y Gastón Casas estaban demasiado lejos del área rival.

Iriome comenzó a profundizar, subrayando la condición provisional de Ceballos como lateral izquierdo. Y Gaspar se tuvo que emplear a fondo para cortar un balón por el que pugnaban Alfaro y Ángel, con David Valle a media salida. Pero el Córdoba, jugando sus bazas, también podía hacer daño. Pepe Díaz estuvo a punto de enganchar una pelota en carrera ante las dudas de Luna y Aragoneses atajó un pase raso de José Vega a Gastón Casas.

Iriome lanzó a las nubes tras recoger un balón suelto en el área y Katxorro reclamó con vehemencia una zancadilla dentro de la zona crítica. Pasó muy rápido. El encuentro se había equilibrado, en gran medida gracias a la aportación creciente de Cristian y Katxorro, quien también recriminó al asistente su decisión de levantar el banderín después de un cambio de juego suyo que dejaba en muy buena posición a José Vega. Sin embargo, una acción puntual, un cúmulo de despropósitos, significó el 1-0: Ito perdió el balón en el saque de una falta, Ángel peleó el balón y Alfaro recogió el rebote para empalar la pelota hacia las mallas. En su trayectoria, el esférico tocó en Pablo Ruiz y fue tocado por David Valle. Y acabó dentro, botando, blando.

A renglón seguido, Richi tuvo el segundo con una volea desde la frontal que se marchó al palo. La respuesta pasaba por una jugada de estrategia -Cristian volvió a ponérselo fácil a Aragoneses- o un chispazo, como en un pase interior de Vega a Díaz- de José a Pepe- que el meta conjuró con su rápida salida. Al descanso se llegó con un zapatazo alto de Katxorro.

Quedaban 45 minutos, o quizá 75 por la amenaza de la prórroga. Del Cerro Grande marcó la pauta al regreso de los vestuarios con una amarilla al central albiazul Culebras. El artífice fue Pepe Díaz, ansioso por hacer algo grande. José Vega, por el contrario, adolecía de la mordiente imprescindible para hacer daño. Y a Cristian Álvarez le falló el toque -ay, el toque de Cristian- en una contra con mucha gente foránea. Para toque, el de Alfaro: iba deslizándose sobre la hierba y, de repente, se sacó de la chistera una maravillosa vaselina teledirigida. David Valle fue la única persona presente en el Heliodoro que no apreció el perfecto pase a la red en toda su expresión.

A pesar del varapalo, Pepe Díaz seguía a lo suyo. Prácticamente solo contra el mundo canario. El de Almodóvar forzó una falta en la frontal de Culebras y pidió al árbitro una tarjeta que desnivelara la igualdad numérica. Cristian ejecutó el tiro libre a pie cambiado y a Gaspar le faltó un giro de cuello más preciso para desviar mínimamente y batir a Aragoneses. Ya en el ecuador del segundo periodo, aprovechando la relajación del Tenerife en el instante de la entrada de Nino, un saque de banda acarició el 2-1: envío de Mario, dejada de Casas y tiro desde la corona del área de Pepe Díaz. Fuera por un metro.

Por aquel entonces, José González ya había metido a Endika por Ito. No obstante, el de Bermeo no es un jugador para ganar partidos, sino para no perderlos. Otra función es la de Gastón Casas, instigador de la infracción que dio vida al Córdoba a falta de un cuarto de hora. Cuando la mayoría esperaba un lanzamiento sutil de Katxorro, éste abrió raso hacia el otro lado de la frontal, donde aguardaba Cristian Álvarez. El argentino, esta vez sí, puso su diestra al servicio del gol.

La temperatura de la eliminatoria estaba por definir. Oltra recurrió a Manolo Martínez para enfriar el partido y José le insufló calor con dos atacantes frescos: Guzmán y Pedro. Nino estuvo a punto de zanjar el debate en una arrancada de las suyas, pero la salida de David Valle neutralizó la lentitud de Pablo Ruiz. En dos córners consecutivos, el Tenerife amagó con el 3-1.

El ex blanquiverde Óscar Pérez agotó los relevos y el encuentro afrontó su recta final… si el equipo invitado no lo remediaba con un tanto que generara el tiempo extra. Pablo Ruiz emuló al Pierini angustiado del curso anterior al terminar como falso ariete, dispuesto a prolongar cualquier balón llovido del cielo. Lo intentaron José Vega, Pedro y Guzmán, pero carecieron de acierto. Y el Córdoba se marchó a casa. Esfumada la Copa, ya sólo le queda la Liga. Que no es poco.

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