Ciclismo l Tour de Francia

Contador coge los galones

  • El español aprovechó el último tramo de la subida a Arcalís para atacar a sus rivales y cerrar el debate sobre el liderazgo del Astana · El francés Feillu ganó la etapa y el italiano Nocentini se vistió de líder

El español Alberto Contador despejó las dudas sobre quién debe ser el jefe de filas en el Astana con una corta pero intensa demostración ante todos sus rivales en los dos últimos kilómetros de la primera etapa pirenaica del Tour, disputada entre Barcelona y Arcalís (Andorra), en la que se impuso el francés Brice Feillu y el italiano Rinaldo Nocentini se vistió de amarillo.

Fue un gran día para el menor de los hermanos Feillu, el joven francés del Agritubel, neoprofesional de 23 años que se llevó la primera etapa con final en alto en su debut en el Tour, no menos para Nocentini, uno de los protagonistas de la escapada del día, que se puso líder, el primer italiano de amarillo desde 2000, cuando lo vistió Alberto Elli, y sobre todo, para Contador, que demostró su fortaleza con un ataque en los últimos 2.000 metros que fulminó a la totalidad de los favoritos.

Mientras Feillu levantaba los brazos, descamisado, incrédulo por su hazaña, Contador soltó el arreón definitivo. Un ataque de rabia, fulminante, incontestable, que despeja dudas sobre su liderazgo y que servirá para calmar los ánimos en la casa del Astana, el equipo dominador. Sólo fueron 21 segundos de renta sobre sus rivales, Armstrong incluido, pero suficientes para coser en su maillot los galones de su escuadra.

El madrileño ya es segundo en la general, a 6 segundos de Nocentini, debutante en la grande boucle con 31 años. Armstrong pasó al tercer escalón del podio a 8 segundos y la hegemonía del Astana se extiende a la cuarta posición con Leipheimer y la sexta de Kloden.

No se movieron el resto de los ilustres en la etapa más larga del Tour 2009, no hubo ataques a los hombres fuertes, y tampoco tuvieron fuerzas para responder a Contador.

No hubo duelo Contador-Armstrong, el americano no se movió cuando atacó su compañero, no quemaron las naves los eternos candidatos y Sastre no tomó la palabra. En definitiva, la etapa puso a Contador en la pole y elevó a los altares a Feillu y Nocentini, imprevistos invitados a la fiesta.

"Hoy puede ser un gran día". Esa era la frase más oída en Barcelona antes de la salida. La cita esperada en la alta montaña, con un recorrido salpicado por cuatro cotas de aperitivo y el definitivo en Arcalís con sus 10,6 kilómetros al 7,1 por ciento de desnivel. El escenario donde muchos tenían que recuperar el tiempo perdido.

En principio intentaron aplicarse la canción de Joan Manuel Serrat 9 corredores que se despidieron del pelotón en el kilómetro 25, entre los que se metieron los españoles Egoi Martínez y José Iván Gutiérrez. Los encargados de animar la jornada atravesaron toda la provincia de Lleida con diferencias de casi un cuarto de hora y cruzaron la aduana de Andorra, a 37 kilómetros de meta, con 11 minutos. Poco peligro, ya que el pelotón rodaba a ritmo cómodo, siempre bajo el impulso del Astana.

Pelea por lo que quieres y no desesperes. Eso fue lo que hizo Brice Feillu, que dejó plantados a sus compañeros de escapada para firmar una increíble victoria después de tirarse toda la mañana encima de la bicicleta. Heroico el galo, que cruzó solo la cima andorrana, con 5 segundos sobre su compatriota Kern y 25 respecto al alemán Frohlinger.

Entre los gallos del pelotón se hacía lo que mandaba el Astana. Ritmo asequible para todos. Luego, en Arcalís, se produjo un intento tímido de Cadel Evans, un auténtico fuego de artificio que fue sofocado ipso facto por los hombres de Armstrong, siempre en cabeza, en un despliegue de experiencia, que esta vez, sí compartió con Contador.

Cuando todo apuntaba a llegaba en grupo y aquí paz y después gloria, alzó la voz Alberto Contador, quien sacó de paseo sus instintos y los ventiló al sol andorrano. No desaprovechó el día y se lanzó a saco a demostrar que por algo lleva el número uno de su equipo. Fiel a su estilo, se puso a levitar sobre la bicicleta. Sólo miró atrás una vez. No venía nadie. Era la primera demostración. "Hoy puede ser un gran día", y mañana también. Un alivio, una reafirmación. Un baño de tranquilidad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios