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Chicago 2016 complica la decisión

La candidatura de Chicago a los Juegos Olímpicos de 2016 pone a Madrid, Río de Janeiro y Tokio en problemas y al COI en un dilema: ¿Qué elegir, la conveniencia o la credibilidad?

Ni las guerras, ni los ataques terroristas, ni las catástrofes naturales, ni los enfrentamientos políticos mundiales pudieron hundir a los Juegos en 112 años de historia, pero la crisis económica mundial podría ahora hacerles un daño considerable.

"Hoy por hoy, nadie tiene seguridad", señaló el presidente del COI, Jacques Rogge, aunque agregó que su organismo comienza en "excelente forma" el año.

Habrá que ver si sigue siendo así. Mucho depende de cómo el COI aborde su problema de Chicago, de a qué ciudad asigne el 2 de octubre en Copenhague los Juegos Olímpicos de 2016 y del papel que juegue en esa candidatura el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

La tentación en el COI es fuerte: sacrificar credibilidad en aras de obtener ganancias. Sólo el futuro cercano del COI es alentador. Con una facturación por unos 5.000 millones de dólares en los últimos cuatro años, aumentó sus reservas a 400 millones de dólares, vendió los derechos televisivos para los futuros Juegos en Vancouver 2010 y Londres 2012 por 3.800 millones de dólares y aseguró ingresos por 900 millones por concepto de patrocinadores.

En caso de que fallen los recursos privados para la preparación de los próximos Juegos, hay garantías estatales, algo especialmente importante en el caso de los Juegos Olímpicos de invierno de 2014 en Sochi. El gobierno de Vladimir Putin, especialmente bajo presión por la crisis económica, garantizó su proyecto -una cuestión de prestigio- con 12.000 millones de dólares.

La multimillonaria empresa COI, acostumbrada a fuertes tasas de crecimiento, está en peligro a partir de 2013, y por ello debe solucionar su problema Chicago. Hay algo cierto: sólo si el candidato estadounidense se impone a Tokio, Madrid y Río de Janeiro, el COI puede garantizar hasta 2016 su bienestar financiero y el de sus organizaciones asociadas.

La NBC, hasta ahora titular de los derechos televisivos norteamericanos, y las empresas rivales como FOX y ESPN, amenazan con pagar menos por los derechos de televisión en caso de que Chicago no sea designada sede. La medida son los 2.200 millones de dólares que NBC pagó por los Juegos de Vancouver 2010 y Londres 2012.

Los norteamericanos ahora exigen al COI que decida a quién vende los derechos de televisión después de la elección de Copenhague. Es como si dijeran: primero la mercadería, después el dinero. Sería el fin de la regla insobornable de negociar primero el precio y luego designar a la sede olímpica.

Ahora Rogge y el COI están en un aprieto. Por eso no es una sorpresa que Tokio, Madrid y Río de Janeiro consideren el escenario como una desventaja competitiva. A eso se suma la elección de Obama. El ciudadano más famoso de Chicago probablemente llegará a Copenhague para obtener votos. Madrid 2016 ha encontrado a su verdadero adversario.

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