Después de un turbio arranque, repleto de dudas en el campo y con un vestuario escaso de compromiso, el Celta se ha encontrado a sí mismo y cada vez se gusta más en su papel de grande de Segunda y aspirante al ascenso. Ha aprendido a sufrir, lo que supone un gran paso. El cuadro gallego se acerca a su ansiado objetivo y se sitúa cerca de los puestos de ascenso tras batir por un contundente 4-1 al Granada 74, un equipo que despide el año sumando su segunda derrota consecutiva. El Celta ya había conseguido encarrilar el encuentro desde el minuto 9, cuando Perera estableció el 1-0. Pero conforme transcurrieron los minutos, los hombres de Juan Ramón López Caro fueron disminuyendo su presión y permitieron que adversario ganase terreno.

La mejor ocasión de los de Tapia llegó de hecho en el minuto 44, en un disparo a bocajarro de Guerra a pase de Aranda que Esteban, titular en detrimento de Pinto, despejó con el pecho. Los locales asestaron el golpe, casi definitivo, en el minuto 54, merced al segundo tanto obra de Quincy.

La única opción que le quedaba al Granada 74 era lanzarse al ataque a la desesperada. Tapia dio entrada al delantero Francisco por el central Benja, en un claro gesto de intenciones. Torrecilla retrasó su posición dejando sólo a Gibanel en el pivote para así jugar con tres puntas en ataque. Minutos después, daría entrada a Borja Criado por Guerra.

Pese a los cambios en el conjunto rival, el Celta siguió mandando e incrementó su ventaja con un tanto de Perera en el 78. Cuando todo parecía que estaba ya sentenciado, el equipo celeste, por mediación de Mario Suárez, amplió aún más su renta (4-0). El Granada 74, en tiempo de descuento, maquilló discretamente el resultado al anotar un gol, fruto de un penalti transformado por Aranda. Balaídos cierra el año con la cuarta plaza.