Ciclismo l Tour de Francia

Cavendish impone la ley de la velocidad

  • El británico gana al sprint con enorme superioridad tras una etapa sin sobresaltos · Una caída sin gravedad marcó el final

El británico Mark Cavendish, el bólido del Columbia, aprovechó el primer duelo al sprint del Tour 2009 para anotarse con enorme superioridad la etapa disputada entre Mónaco y Brignoles, de 187 kilómetros, en una jornada de calor que no cambió la general, por lo que el suizo Fabian Cancellara y el español Alberto Contador se mantuvieron en las dos primeras plazas.

Cavendish, de 24 años, no perdona a la hora de resolver un sprint a alta velocidad. Se impuso con una superioridad aplastante en la segunda etapa por delante del estadounidense Tyler Farrar (Garmin) y del francés Romain Feillu (Agritubel), en una larga aceleración que le permitió levantar los brazos con un tiempo de 4:30.02, a una media de velocidad de 41,55 kilómetros/hora.

Una caída a menos de mil metros de la meta facilitó una llegada reducida, en la que los favoritos se colocaron fuera de los lugares de alto riesgo. La clasificación no sufrió ningún cambio, por lo que el suizo Cancellara subió de nuevo al podio a recoger su maillot amarillo ante la mirada del Príncipe Alberto de Mónaco. Conservó los 18 segundos de ventaja respecto a Alberto Contador y 19 sobre el británico Bradley Wiggins (Garmin).

El joven esprínter de la Isla de Man aplicó la máxima de la vieja escuela velocista, según la cual, si en los últimos 200 metros se encuentra al frente de los guepardos, resulta imbatible. La primera victoria de la presente edición, que une a las cuatro de 2008, y la primera zancada hacia el maillot verde, prenda que se enfundó en Brignoles. Un rival muy peligroso para el español Óscar Freire, quien no se metió en la pomada.

Final escrito en la primera etapa en línea del Tour, marcada por la temperatura asfixiante y algunas caídas que sembraron el pánico en el pelotón. Un día de trámite para los favoritos, que vieron desde la barrera el trabajo de los equipos que debían luchar por buscar una próspera escapada o propiciar el sprint.

Pocas maniobras tácticas hubieran sido más interesantes para Alberto Contador, que se despidió del maillot de lunares de la montaña, que una fuga que obligara a controlar la etapa al Saxo Bank de Cancellara, como la que se formó en el kilómetro 25 con el holandés Stef Clement (Rabobank), ganador de una etapa en la Dauphine, los veteranos franceses Cyril Dessel (Ag2r) y Stephan Auge (Cofidis) y el finlandés Jussi Veikkanen (Francaise). Un cuarteto amable para los intereses de los favoritos y accesible para los equipos de los esprínters, especialmente para el Columbia de Cavendish, ansioso por ampliar las cuatro victorias de la pasada edición.

Con este escenario los hombres de Cancellara se pusieron el mono de trabajo, a cumplir con la defensa del maillot amarillo, un proyecto goloso con la perspectiva de mantenerlo hasta los Pirineos, si antes salvan la contrarreloj por equipos de mañana.

Comenzaba la persecución en busca del sprint. Antes, susto monumental con una caída masiva en la que se vieron afectados, sin consecuencias, Igor Antón y Frank Schleck.

Sin agobios, el grupo se fue acercando a los valientes de vanguardia. Fin de la fuga a 10 kilómetros de meta. Con la carrera a más de 50 por hora, el Columbia metió la directa, con un ritmo que cortaba la respiración al más valiente. Los últimos dos kilómetros son para el equipo estadounidense. Ahí es donde aparece el australiano Renshaw para dejar a su líder en butaca. Ahí aplicó Cavendish, una vez más, el lema de la vieja escuela. Fuerza, clase y juventud y a la victoria sin la menor oposición. La decimocuarta de la temporada para el hombre que conquistó la Milán San Remo y 3 etapas en el Giro. Posiblemente, el mejor esprínter del mundo. El joven de la vieja escuela.

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