Lucena | conquense · la crónica

Cara distinta para el final de siempre

  • Otra cruz El Lucena alarga su mala racha en casa al empatar ante un enemigo que mereció el premio Poca chispa El esfuerzo local se estrelló con el empuje conquense

Hay cosas que no cambian con el paso de los años. Los ciclos de la vida siguen invariables, como la hambruna en muchos lugares de África, las guerras en Oriente Próximo o las matanzas de ETA. Tampoco varía demasiado el panorama de un fútbol gobernado casi dictatorialmete por Ángel María Villar, en el que las culpas siempre las tiene el árbitro y la gente se divide entre merengues y culés. O el mal fario de un Lucena al que se le ha olvidado qué se siente al ganar en casa, ante los suyos, que suman ya siete citas sin recibir una alegría en una Ciudad Deportiva que no termina de poblarse. La última bofetada se la dio ayer el Conquense, un enemigo que hizo méritos más que suficientes para lograr el botín que al final metió en su zurrón. Era el debut en casa de Antonio Gutiérrez, un hombre que ha cambiado la cara del bloque en apenas veinte días de trabajo y que ahora tratará de dar la vuelta a los marcadores. De momento, no conoce la derrota en dos partidos como jefe del vestuario celeste, un grupo que alcanza el ecuador del campeonato en el camino correcto para alargar su permanencia un año más en Segunda B. Sus 23 puntos le sirven para marchar decimotercero, con un colchón de cuatro tantos sobre la zona de descenso.

La puesta en escena del Lucena mostró un bloque en su significado más amplio. Gutiérrez sólo introdujo un cambio respecto a su primer once, el obligado de Quique por el lesionado Velasco. El resto, los mismos que derrotaron al Portuense en la última cita de 2008. Pero ayer el Conquense demostró ser un equipo más sólido que el gaditano. Con un 4-4-2 como dibujo, empezó creando mucha incertibumbre al sistema defensivo local, casi siempre en inferioridad por el escaso repliegue de los carrileros y Monteagudo. Juanjo avisó con un par de tímidas llegadas que no encontraron el portal lucentino.

Pero este Lucena tiene vocación ofensiva. De ahí la entrada de Troiteiro y Quique en los costados. Éste último inició la primera jugada de ataque clara del Lucena. La misma que se encargó de convertir en gol Julio Pineda tras un preciso envío de Sergio Ortiz. El delantero camero lo necesitaba. El equipo también. Por eso lo celebró con rabia, delante de los aficionados que tanto le han criticado en fechas pasadas. Ayer, lo olvidaron todo.

El tanto dio otro aire al conjunto celeste. Todos parecían enchufados, excepto un Cabello demasiado individualista, que siempre elegía la opción más difícil. Es lo que le ha dado un nombre en la categoría de bronce. Y no va a cambiar. Sergio Ortiz, tras pasarlo muy mal durante la era Montero, es otro. Está con ganas, trabajando y buscando portería a la más mínima.

Pero el que de verdad sólo tenía ojos para la meta rival era el visitante Javi Gómez. Suyas fueron las tres últimas oportunidades de la primera mitad. En dos de ellas, sus remates salieron desviados; en la tercera fue el poste izquierdo de la portería de Toni García el que repelió su disparo cruzado tras una buena maniobra en el área.

El paso por los vestuarios mermó el empuje conquense. Y eso que a las primeras de cambio vio cómo su oponente perdía un bastión fundamental en el engranaje defensivo. Monteagudo sintió molestias en su rodilla izquierda tras un roce con Víctor Sánchez y pidió el cambio. Pese al contratiempo, el Lucena no se desmoronó. Todo lo contrario. Cabello y Troiteiro fabricaron una jugada por la izquierda a la que Pineda no pudo ponerle rúbrica antes de que entre el propio ariete y la zaga visitante mandaran al limbo un cabezazo de Sarmiento. Aún tuvo una más el bando celeste, pero la exquisita vaselina de Troiteiro la despejó Raúl.

Ahí cambió el partido. Los locales perdonaron y el Conquense dio un paso al frente. Javi Gómez volvió a aparecer. Y esta vez lo hizo a lo grande, haciendo buena una falta botada por Víctor Sánchez que ya había despejado en primera instancia Toni García. Con la igualada, ambos equipos disfrutaron de un par de llegadas antes de que el meta local perdiera los papeles ante Martins y viera la roja ¡tras una falta a favor! Lanza acabó de portero, pero no tuvo trabajo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios