Copa del rey

Pues esto es lo que hay (5-0)

  • El CCF se despide de la Copa encajando una goleada en el Camp Nou en un partido que se decidió en la primera media hora. Los azulgranas sentenciaron con tres goles en diez minutos.

El sueño acabó de forma abrupta. Casi súbita. Es cierto que nadie hubiera dado un duro por una remontada en el Camp Nou, pero quien más y quien menos esperaba una mejor respuesta del Córdoba en un escenario inaccesible en los últimos tiempos. No era fácil. Porque al margen de encontrarse con un Barcelona enrachado, también tuvo delante un rival con hambre. Con mucha hambre. Le da igual tener la Liga en el bolsillo.

Que la Copa sea la tercera competición en importancia. Que no estén sobre el verde algunos de sus mejores hombres. Que la cosa esté más o menos decidida… Siempre sale a por todas. Como un ciclón. Y no hay quien lo pare. Si el domingo decidió el derbi catalán ante el Espanyol en media hora, ayer repitió la historia con un 3-0 que unido al doblete que Leo Messi marcó en El Arcángel cerraron una eliminatoria con la que el conjunto blanquiverde pone fin a su aventura en la Copa del Rey. Era lo esperado. Y lo deseado por muchos. Sobre todo por los más realistas. Porque la verdadera aventura de este equipo tiene que ser la Liga. Y el domingo, tras los últimos vaivenes, toca otra batalla de mucha más entidad. Más importante. En la que sí hay que dar la cara. En la que no vale sólo con disfrutar. En la que hay que ser quien lleve el peso en la fiesta.

Solo la primera jugada del encuentro ya evidenció que el Barcelona no iba a salir a especular lo más mínimo a pesar de tener encarrilada la serie. A pesar de que Jordi Roura -Tito Vilanova está en Nueva York por su maldita enfermedad- dejó en el banco a un Messi al que es rarísimo ver fuera estando para jugar, el conjunto azulgrana salió con un avión.  No había pasado un minuto y Alexis ya se había plantado ante Saizar, aunque no encontró portería. Fue la primera de muchas. Porque el partido fue un monólogo en azulgrana. Mucho sobe e innumerables llegadas. Eso fue lo peor, que el CCF no dio nunca sensación de poder plantar cara al líder de Primera División, ese oasis que aparece en la memoria de todos los cordobesistas. La fiesta sobre el verde sólo fue para los aficionados culés, que sin cantar disfrutaron de un baño en toda regla. Vamos, lo que le ha pasado a casi todos los equipos que han pasado por este estadio en los últimos tiempos. Nada que sorprendiera a los presentes.

El primer cuarto de hora acabó con otro mano a mano de Cesc que resolvió bien el meta blanquiverde. Pero la exhibición de control y posesión azulgrana no tardó en encontrar recompensa en el marcador. La presión local, porque no sólo de ataque vive este equipo -y esa es su verdadera grandeza-, ese juego sin balón, le dio réditos al provocar el fallo en la salida de Saizar que no desaprovechó Thiago. El gol sirvió para quitar las compuertas de la resistencia del CCF y en apenas diez minutos todo quedó visto para la sentencia con un doblete de un Villa que tiene que reivindicarse. Si con un doblete vale… Debería, porque clase tiene de sobra y ganas, muchas más.

Con una hora por delante todo hace indicar que iba a tocar seguir sufriendo, por mucho que la entusiasta afición cordobesista siguiera animando, soñando con ese golito para la historia, para el recuerdo. No llegó. Porque el Barcelona no levantó el pie del acelerador. Todo lo contrario. Siguió llegando, como si de una avalancha se tratara. Sin importarle lo más mínimo el marcador. Es el gen que instituyó Guardiola y que sigue más que latente en esta versión mejorada, la 2.0, de este proyecto que parece no tener fin. Thiago no pudo hacer más grande la herida antes del descanso porque se topó con la cruceta. Una suerte que, parecida, también corrió Sergi Roberto -el cuerpo de Alberto Aguilar se cruzó en su camino con Saizar ya batido- y Cesc, cuyo intento de vaselina desde 40 metros encontró la buena respuesta del meta cordobesista.

Todo esto es lo que hizo el Barcelona en una primera parte cuya única aparición del CCF en ataque fue un pase a la espalda de la defensa de Fede Vico que Joselu ni siquiera pudo empalar. Sí, así de triste. Porque aunque Berges le dio los 90 minutos, él -como otros muchos- sigue sin estar fino. Así fue hasta la última media hora, cuando apareció algún espacio más en la zaga barcelonista. Pocos. Sobre todo porque la posesión seguía siendo insultante a su favor. Así, lo normal es que Alexis acariciara su gol tras regatear a Saizar tras un buen pase al hueco. O que incluso Song, algo más entonado que en su última aparición en El Arcángel, se atreviera con una vaselina desde la frontal que no obtuvo la recompensa que el propio Alexis obtuvo a la salida de un córner. Porque la estrategia, aún en partidos decididos, sigue siendo una asignatura para este Córdoba.

Un equipo que para ni siquiera pudo reforzar su autoestima porque le costó batallar en igualdad de condiciones incluso cuando todo estaba ya visto para sentencia. Incluso en los últimos diez minutos largos en los que las molestias físicas de Villa dejaron al Barça con diez al estar completados los tres cambios. Apenas un puñado de llegadas ante las que sólo en un par tuvo que intervenir Pinto. Primero a un disparo lejano y centrado de Joselu. Luego a una oportunidad mucho más clara de Pedro, que disparó al muñeco. Porque el partido, como desde el primer minuto, siguió tumbado del lado azulgrana. Con mucho toque, haciendo correr al CCF tras el balón, cansándolo. Haciendo todo lo posible para que aparecieran los huecos. Para que Thiago pudiera seguir reivindicándose, para que Alexis fallara lo infallable tras haber hecho lo imposible. Y para que marcar el quinto.

Todo muy plácido. Muy bonito para el Barcelona. Menos para un CCF que disfrutó de una experiencia con la que quizás no contaba tiempo atrás. Un partido que debe servir como lección para lo que viene. Porque el largo camino hasta el final de la temporada debe conducir a una situación que haga posible que un día como el de ayer no ocurra cada 40 años. Que sea algo más común. Pero para hacer eso posible hay que empezar por ganar el domingo al Numancia. Esa es la realidad del Córdoba. Lo de ayer es una historia para guardar en el baúl de los recuerdos. Lo que viene es su día a día. Esto es lo que hay, señores.

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