El Atlético se deshizo con sufrimiento de un Valencia en crisis y que dobló la rodilla en Madrid, a pesar de que en el segundo acto ofreció una imagen más que aceptable y mereció haber logrado las tablas. Sin embargo, el Atlético se comió al Valencia en el primer período. Lo amedrentó a base de coraje y buen juego a ráfagas y se hizo acreedor a marcharse al descanso con un marcador más amplio que el 1-0.

Pero entre algunas extrañas decisiones de Koeman a la hora de plantear el once y fallos como el del meta Hildebrand todo se fue al garete. El portero cometió un error terrible en el minuto 26, al intentar atajar un balón bombeado dentro del área pequeña. Al alemán se le fue la bola que quedó a pies de Agüero, quien marcó su octavo gol en la liga.

En la segunda mitad, Koeman decidió dar la alternativa al nuevo fichaje, el argentino Ever Banega, y entrada al serbio Zigic. Con Banega recuperó posesión en el centro del campo y con Zigic mayor presencia en el ataque, en el que las cosas volvieron a la normalidad, con Joaquín y Silva en los extremos y el gigante serbio como punta.

El duelo había pegado un viraje con la mejoría de los visitantes. Se equilibró y se tornó en vibrante, con alternativas en ambas porterías. El Atlético ya no era tan superior y el Valencia comenzó a creer en sus posibilidades.

Definitivamente, el Atleti lo estaba pasando muy mal y se mascaba la igualada. La salida de Vicente a falta de diez minutos le dio aún más capacidad ofensiva a los de Koeman, dueños absolutos del pleito. El Atlético ya sólo estaba preocupado por defender y los minutos se le hacían eternos. Al final, lo logró, pero con el Calderón pidiendo la hora y con Abbiati como héroe de la noche.