David Valle regresó a la titularidad ante la Real Sociedad debido a la sanción de Raúl Navas, dueño de la meta cordobesista en el presente ejercicio. El catalán se contagió del carácter pesimista que irradió su equipo durante los 90 minutos y volvió a destapar algunas de sus carencias, fundamentalmente en el juego aéreo, donde no estuvo acertado.

El partido de ayer era especial para el arquero, que volvía al once inicial en Liga más de medio año después precisamente ante el equipo ante el que había actuado por última vez como titular. El barcelonés no entraba en el once en el campeonato liguero desde el último partido de la pasada campaña, en Anoeta, donde el Córdoba certificó la salvación.

En el presente curso tan sólo había gozado de la confianza de José González en la Copa del Rey, mientras que en Liga tuvo que esperar a la expulsión de Navas en Valencia para estrenarse. Valle gozaba de una nueva oportunidad para acallar ese runrún de la grada, que no confía en exceso en él, pero no la aprovechó.

Tocó los palos del arco que le tocaba defender, tras un sorteo de campo que le obligó a cruzarse el terreno de juego, pero éstos no se aliaron con él.

En el minuto 4, Ansotegi remató con peligro a la base del palo izquierdo del guardameta, sin que éste se viera obligado a intervenir. Cuando sí lo debía haber hecho, permaneció impertérrito. En el 20', Marcos fabricó una jugada personal, regateó a Rubén y lanzó con escasa potencia, pero Valle, fuera de sitio, no cubrió bien su palo; la Real inauguró el marcador.

Su actuación era discutida en la grada, y aún más cuando a falta de diez minutos para el descanso Castillo colgó el cuero al corazón del área y el catalán se quedó clavado en el interior del área pequeña. Atrapó el balón aliándose con la suerte, pues ningún atacante acertó a rozarlo.

Tras el receso, el cancerbero volvió a demostrar sus carencias en el juego aéreo: salió tímidamente al borde del área pequeña para despejar un balón colgado y a punto estuvo de complicarse ante tres jugadores visitantes.

Poco después llegó el 1-2, en el que nada pudo hacer, pues el pase de la muerte de Marcos hacia Agirretxe dejó a éste en una posición franca para anotar a placer.

Enrabietado, el portero maldijo la pésima fortuna cordobesista, aunque en la última jugada del partido puso su granito de arena para salvar un punto: subió en el córner para despistar a la defensa donostiarra, el balón salió rechazado, Cristian Álvarez centró y Pierini marcó. Valle, por supuesto, se dirigió al córner para festejar el tanto con sus compañeros.