Desde mi córner
  • De la Fuente necesita tranquilidad, pero con tantos cambios él no parece estar tranquilo

Pesimismo tras el cambio de seleccionador

CONVENDRÍA apelar un poquito a la calma a la hora de enjuiciar a la nueva selección nacional. Y es que aquí vamos de experimento en experimento y tiro porque me toca. Desde que alcanzamos la gloria en aquel cuatrienio para la historia se van dando camballadas sin saber cuál es la meta. Tras Del Bosque y su debacle en Brasil, demasiados han sido los técnicos que han patroneado el rumbo de la selección nacional, la de casi todos.

Íbamos bien con Lopetegui hasta que pasó lo que pasó. Fue un asunto feo que lo empeoró Rubiales echando al vasco en la víspera del debut de aquel Rusia'18 que tantas heridas abrió. Luego Luis Enrique hizo concebir esperanzas en cuanto a una renovación seria, pero se le murió una hija y dejó a su segundo, un desconocido Robert Moreno que fue defenestrado por el propio Luis Enrique de forma tan abrupta como sorprendente, lo que produjo volver al punto de partida.

Y con Luis Enrique fuimos ganando batallas, pero sin conseguir salir con bien de ninguna guerra. El Mundial de Qatar lo dejó sentenciado por ese Rubiales que está convirtiéndose en un nuevo Jesús Gil a la hora de triturar entrenadores. Y así las cosas deberíamos dejar que Luis de la Fuente trabaje con tranquilidad... si es que la tranquilidad tiene cabida en el vertiginoso mundo del fútbol. Un escaparate en el que no resulta fácil el trabajo de laboratorio.

Tranquilidad para el riojano, pero esa tranquilidad empieza por uno mismo y en estas primeras oportunidades, él no ha dado pie para esa deseada tranquilidad. Estando como está en la búsqueda de un equipo, ocho cambios a las setentaidós horas del primer envite no es dar muestras de tranquilidad. Decíamos ayer que los experimento es mejor hacerlos con gaseosa que con champán francés, léase lo del champán jugar partidos de competición, conque...

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