La pelota de papel

‘La Liga de los tiesos’ desayuna

  • Bajo una acentuada y obligada austeridad, el campeonato ha perdido músculo ante sus oponentes europeos

  • El Sevilla, cada vez más decidido a colarse en la pelea por lo más alto

Pjanic, fichaje barcelonista, ante el sevillista Munir.

Pjanic, fichaje barcelonista, ante el sevillista Munir. / Alberto Estévez (Efe)

Ocho de los trece fichajes más caros de la historia del fútbol lo han hecho clubes españoles: desde los 94 millones que el Real Madrid pagó por Cristiano Ronaldo en 2009, a los 126 que el Atlético abonó por Joao Félix la pasada campaña. Pero un vistazo a la relación de los quince traspasos más elevados en la ventana del mercado que se acaba de cerrar revela que el protagonismo español, de repente, se ha volatilizado: sólo aparece el traspaso de Pjanic al Barcelona a cambio de 45 millones de euros, y con la matización de que, a cambio, Arthur emprendió el camino contrario de la Ciudad Condal a Turín.

La Liga española va perdiendo masa muscular para desazón de Javier Tebas. Este verano se han marchado a la Premier League James Rodríguez, que ha explotado en las filas del líder Everton, junto a su compañero en el Madrid Gareth Bale, los valencianistas Rodrigo y Ferrán Torres, por citar los casos de más enjundia junto al de Morata, cuya vuelta a la Juventus ha evitado la fuga de otro de los referentes del campeonato en las últimas temporadas, Luis Suárez.

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Añadan al límite salarial las deudas (el Barcelona acaba de reconocer con toda naturalidad que su agujero asciende a ¡820 millones de euros!), adóbendolo todo con la mayúscula incertidumbre de los estadios cerrados por la pandemia y los contratos televisivos a la baja, y nos queda un cuadro del horror que no hubiera sido capaz de pintar ni el genio Goya en su etapa negra. La Liga de las estrellas ha roto en una Liga de los tiesos. Sangrante es el caso del Valencia, que, aparte de los referidos Rodrigo y Ferrán Torres, terminó de perder su columna vertebral con las marchas de Parejo, Coquelin y Garay. Una descapitalización radical que a ver cómo acaba.

De la galaxia a la tierra

El Real Madrid ha pasado en un año de gastarse 115 millones de euros (oficiales) en Eden Hazard, a nutrir su plantilla para la campaña 2020/21 exclusivamente con la vuelta de tres cedidos: el portero Lunin, el lateral derecho Odriozola y el talentoso mediapunta Odegaard.

El talante pregmático de la planificación, tan lejana a los tiempos de la galaxia, asienta los pies en la tierra del mismo modo que lo hace el equipo que adiestra Zinedine Zidane, que ha desplazado definitivamente su centro de gravedad a su sistema defensivo. Sí, el campeón de Liga lo fue sobre todo por su firmeza atrás, con un colosal Courtois y un sistema donde Sergio Ramos y Casemiro imponen su ley, esa que tanto debate mediático suele levantar a la hora de las moviolas.

El equipo blanco ha dejado la portería a cero en 22 de sus últimos 38 partidos de La Liga. Y en los 38 encuentros anteriores, lo hizo sólo en 11 (dato de @MisterChip). Ha doblado su solvencia. Esta temporada, redobla su apuesta: seguridad y que arriba, alguno de sus valores, incluido Vinicius, cace alguna. De momento es líder con 10 puntos de doce y un partido menos, aunque Barcelona y Sevilla, con 7 puntos, contabilizan dos encuentros menos.

El equipo de Ronald Koeman y el de Julen Lopetegui destilan buenas sensaciones en el arranque de este campeonato. Las exigencias de los primeros son más altas, lógicamente, pero en su descargo está que acometen un proyecto nuevo, con entrenador recién llegado y fichajes que deben acoplarse: Pjanic, Trincao, Pedri.

Ante el Villarreal asombró, en Vigo, con uno menos desde el minuto 42, lucieron un cuajo impropio. Y ante el Sevilla, el domingo, las prestaciones barcelonistas fueron más discretas porque el rival también le exigió bastante más.

El equipo de Julen Lopetegui, que no pierde en la Liga desde principios de febrero en Balaídos y enlaza ya 18 encuentros de Liga sin doblar las rodillas, madura a pasos agigantados, y tan pronto remonta a Manchester United e Inter para ganar su sexta Europa League como obliga al Bayern a un esfuerzo extremo para ganarle en la Supercopa europea. En el Camp Nou, le discutió el balón y el dominio del juego al Barça, pudo ganar el cerrado pulso y también lo pudo perder al final. Tiene trazas de “equipazo”, como confesó Koeman tras la contienda. Y más si el campeonato ha perdido músculo.

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