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"La vida sigue siendo más difícil si eres mujer"

  • La periodista y activista feminista Carmen G. de la Cueva publica 'Un paseo por la vida de Simone de Beauvoir'

La periodista y escritora Carmen G. de la Cueva (Alcalá del Río, 1986), fotografiada en una calle del centro de Sevilla.

La periodista y escritora Carmen G. de la Cueva (Alcalá del Río, 1986), fotografiada en una calle del centro de Sevilla. / juan carlos muñoz

"Se puede aprender mucho más comprendiendo cómo Simone de Beauvoir se convirtió en escritora y en feminista, viendo sus dudas, sus contradicciones, sus fracasos, su crecimiento y evolución a lo largo del camino, que leyendo algunos de sus ensayos", sostiene la periodista y escritora Carmen G. de la Cueva. Y eso, precisamente, es lo que se ha propuesto hacer en Un paseo por la vida de Simone de Beauvoir (Lumen), su nuevo libro tras aquel Mamá, quiero ser feminista que publicó hace dos años. Ambos libros están muy vinculados, y no sólo porque se enmarquen en el militante proyecto de divulgación feminista que emprendió la autora en 2014 cuando fundó el blog La Tribu de Frida.

Si aquel primer libro era un manifiesto que parecía una autobiografía sentimental o viceversa, ahora De la Cueva echa la mirada atrás para componer una semblanza de la pensadora y escritora francesa, referencia ineludible del feminismo desde entonces hasta hoy. Autora de libros de aura legendaria como El segundo sexo, publicado en 1949 y en el que abordaba ya prácticamente todos los temas que siguen hoy sobre la mesa en los debates sobre género, de novelas como Los mandarines, con la que ganó el Goncourt en 1954, y de una extensa nómina de ensayos y obras memorialísticas, Beauvoir desafió las convenciones de la vida burguesa en la que ella misma se crió tanto con su obra de marcado acento marxista y existencialista como con su propia sentimentalidad, capítulo en el que aparece, de manera inevitable, otro tótem de la cultura francesa, Jean-Paul Sartre, con el que mantuvo una relación abierta durante toda su vida.

Hay cosas de ella que no me gustaban; su relación con Sartre, por ejemplo, es la gran zona de sombra de su vida"

Pero la figura de Beauvoir, en el libro, no está retratada con el carácter estatuario del mito intelectual del siglo XX, sino desde la cercanía y la admiración, con un tono de camaradería que busca en la vida y el pensamiento de la escritora un espejo propio. "Vivimos en épocas muy diferentes, pero hay aspectos de nuestra educación que fueron similares. Además, las dos queríamos ser escritoras ya de pequeñas, las dos teníamos como referente literario a Jo March, de Mujercitas, y para mí era muy importante que en el libro se sintiera esa experiencia de reconocimiento personal en su vida y su obra. Pensé que eso serviría para que las lectoras también se reconocieran en ella, al fin y al cabo una mujer tan distante de su propio tiempo", explica De la Cueva.

"En realidad -continúa-, aunque Simone de Beauvoir está muy presente siempre en esta última ola feminista, es un personaje del que sabemos muy poco. No conocemos quién fue realmente, por eso quise hacer un ejercicio de genealogía y ver de qué manera se había construido su voz y desmitificarla, de algún modo, para que los jóvenes se acerquen sin miedo a su obra". Obra, muy a menudo, bastante más citada que leída. ¿Por qué? A la periodista sevillana le parece que "ocurre como con El capital de Marx, por ejemplo". "De entrada, requiere un esfuerzo. Lo que no significa que no sea interesante y enriquecedor, pero su lectura puede resultar árida al principio. Por eso yo no recomendaría empezar a leerla por El segundo sexo, sino por La mujer rota o Memorias de una joven formal, donde narra desde su infancia hasta hasta los 20 años más o menos. Es un libro mucho más accesible para mujeres de cualquier edad y además se lee como si fuera una novela", dice De la Cueva.

"Yo la veía como una diosa, como una referencia perfecta, sin fisuras", confiesa. Sin embargo, a medida que iba leyendo su obra... ay: apareció la humanidad, con su radiante imperfección. "Descubrí cosas de ella que no me gustaban. Y traté de no juzgarla, porque ella fue fruto de otra época, pero tiene zonas de sombra. Por ejemplo, lo extraordinariamente competitiva y dura que llegaba a ser con otras mujeres. Aunque la mayor me parece su relación con Sartre. Se conocieron muy jóvenes, con 20 años, y Simone sintió que estaba ante la primera persona a su altura intelectual: se enamoró por admiración. Pero él ejercía una autoridad tan grande sobre ella... Era el primero que leía sus manuscritos, muchas veces ni siquiera esperaba a verlos terminados... Ejercía sobre ella una autoridad demasiado fuerte. Pero yo creo que Simone ella era mucho mejor, muchísimo más talentosa que Jean-Paul".

Recuerda De la Cueva que, cuando publicó El segundo sexo, en 1949, De Beauvoir recibió "ataques durísimos". "La acusaron de todo, la insultaron de todas las maneras: ninfómana, priápica, cien veces abortada... Como dice Mary Beard, cuando una mujer toma el espacio público, la descalifican, la desautorizan, la ningunean, con una virulencia y una vileza que en realidad no son nunca argumentos". El escenario, es evidente -puede mirarse, sin ir más lejos, el recentísimo Consejo de Ministras de Pedro Sánchez-, ha cambiado mucho. Pero hay matices: "Cosas similares siguen pasando hoy -lamenta- tanto en las redes sociales como en la calle. Y me temo que los ataques van a seguir, porque se está viendo un cambio de paradigma y hay cosas en las que ya no vamos a volver atrás. Y si vamos al sector editorial, es cierto que ahora a muchos sellos les favorece publicar a mujeres, porque se les da más espacio y se habla de ello. Pero solamente está empezando a abrirse un poco el foco; si consultamos las estadísticas, quienes siguen publicando, muy mayoritariamente, son hombres. Cada vez somos más, pero seguimos teniendo un hueco muy pequeño. Hoy, todavía, la vida es más difícil si eres mujer".

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