Cultura

El tríptico de los sueños malogrados

  • Leonardo Cano presenta hoy en Sevilla 'La edad media', su ambicioso debut en la novela.

El autor murciano Leonardo Cano.

El autor murciano Leonardo Cano. / La Mano Robada

Leonardo Cano (Murcia, 1977) razonaba que su primera novela debía ser "un trabajo de enjundia, potente, que sirviese como una carta de presentación". En el autor fue ganando peso una idea que podía responder a ese propósito: retrataría el amargo desconcierto de una generación, la de los hombres y mujeres que ahora rondan la cuarentena, que conocieron la bonanza de una clase media hoy en peligro de extinción y ahora se enfrentan al paisaje desolador de los sueños malogrados. "El libro nace de un momento vital mío, pero también de mis amigos, de la gente que me rodeaba. Todos nos hacíamos, de un modo u otro, esa pregunta de qué hago yo aquí. Compartíamos la impresión de haber ido tomando decisiones y haber llegado a un sitio que no te provocaba sino ganas de gritar", asegura Cano sobre una obra, La edad media, que ha publicado en el sello Candaya y que presenta hoy, a partir de las 21:00, en el club de lectura de la librería El Gusanito Lector, que se celebra en la Taberna Pasos Largos (Feria, 117).

Cano aborda este relato de las "aspiraciones desbaratadas" e indaga en "la trayectoria de los sueños que no se cumplieron" con una ambición impropia en un debutante, tanto por un vigoroso estilo en el que conviven el lirismo y la furia, la ironía y el desencanto, como por la estructura escogida. La edad media alterna tres planos en la narración: las aulas del Bosco, un colegio católico y clasista donde los personajes empiezan a entender las reglas a menudo hostiles de la vida; la Ciudad de la Justicia, donde uno de los protagonistas, Moya, sobrelleva años después el tedio de su trabajo; y el chat en el que Fauró y Julia intentan mantener una relación a distancia. "Elegí esa estructura porque lo que contaba me parecían temas complejos y quería que se viese como un tríptico, con tres miradas y tres tiempos distintos", explica Cano.

"El recuerdo que yo tengo del colegio es positivo, ahí hice amigos que me han durado toda la vida", confiesa el narrador murciano, pero "un colegio de los años 80, en cuyos patios había casi unos 1.500 niños, no podía ser un lugar idílico sino una sociedad con todos sus problemas. Era un entorno muy clasista y la marca de zapatillas que llevaras podía determinar los amigos que tenías", observa sobre un fragmento contado en primera persona del plural y donde esa mezcla de lirismo y furia es más acusada.

Cano asegura que en su crítica al sistema judicial español, otro de los escenarios, "hay algo de experiencia propia, pero también de fabulación. Los funcionarios que conozco no son unos vagos como en el libro", señala. Unos escuetos mensajes que un amigo le enviaba desde su trabajo -"igual me ponía sólo: Me cago en la puta, y yo entendía que tenía un día horrible"- fueron "la mecha que prendió" en el escritor para plasmar la desolación en el entorno laboral.

Con la parte que protagonizan Fauró y Julia, Cano deseaba analizar "cómo la tecnología ha entrado en nuestras relaciones". El autor de La edad media pensó inicialmente en hacer una comedia romántica. "Suelen responder a una plantilla, y en cuanto te sales un poco de ella eso parece un hallazgo como el de las ondas gravitacionales. Pero al final no pude evitarlo", comenta, "y la historia giró hacia el drama".

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