Por fin 2020 nos trae una gran alegría: Franciso Brines, para muchos el mayor poeta vivo de nuestra lengua, ha ganado el Premio Cervantes. Qué merecido. Personalmente no conozco a nadie que más haya vivido la cultura, el arte y la poesía. Me siento feliz por él, porque para mí Paco, a quien conozco desde pequeña, es la dulzura, la elegancia hecha poeta. Su generosidad y su falta de vanidad e interés en los premios me resultan admirables. Ganó el Premio Nacional con El otoño de las rosas, publicado en nuestra editorial un par de años antes de que yo naciera y siempre ha sido un abuelo literario para mí. Poeta de la Generación del 50 es también un poeta de la experiencia, del pensamiento, de palabra precisa y clara. Su verso está lleno de hondura y complejidad pero al mismo tiempo de naturalidad, es la poesía de un maestro. Con sus poemas ha creado un mundo mediterráneo de nostalgia y sensualidad, de carpe diem, elegíaco pero sin lamento ni queja, es una poesía muy afirmativa de la vida al igual que su vida es muy afirmativa de la poesía. Y eso es algo suyo muy característico: una gran sintonía, una absoluta concordancia entre la persona y el poeta, entre la vida y la obra.
Todos los veranos vamos a verle varias veces a Elca, visita no obligada sino esperada por todos, incluso este año, con nuestras mascarillas y distancia de seguridad hemos acudido a nuestra cita con él y siempre nos recibe dichoso y apacible. Llegas a Elca y el tiempo se detiene, Elca, la casa que le vio nacer, siempre nos espera con sus paredes cubiertas de cuadros y dibujos y su infinita biblioteca. Al llegar nos da la bienvenida Víctor, su mano derecha en esa preciosa finca rodeada de naranjales, un mar de naranjos hasta llegar al mar, y comemos arroz, o junto al mar o en su jardín, y pasan las horas y se nos hace de noche hablando de poesía, porque en Elca se detiene el tiempo. Paco siempre se interesa por nosotros, nos pregunta por nuestra vida y lo que siempre me ha fascinado es que nunca ha dejado de amar la poesía ni ha perdido interés por ella a lo largo de los años. En cada una de nuestras visitas siempre se interesa por conocer si hemos publicado, o al menos hemos leído, poetas jóvenes de interés. Recuerda todos los nombres, hasta de los que son aún promesas, y esa sed de poesía nueva me emociona. Tiene montañas de libros que le llegan de admiradores, poetas que mandan sus libros como ofrendas, y Paco, con tiempo y paciencia les presta atención, uno a uno, alternándolos con la lectura de los clásicos y los amigos sin dejar nunca de interesarse por nuevas voces. Amigos a los que contacté hace tres años para publicar su antología consultada Entre dos nadas, un populoso homenaje a Paco hecho libro donde cada amigo suyo eligió su poema preferido. Hoy es un gran día para la poesía española y este premio es una estupenda oportunidad para que los jóvenes se acerquen a la buena poesía.
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