NOVEDAD EDITORIAL

Qué hace la poesía en un museo

  • Virgilio Cara Valero rompe casi una década de silencio poético y publica en Hiperión 'La mitad de la fama', donde los versos traducen la emoción y la belleza de obras artísticas desde el siglo XV al XX

El poeta Virgilio Cara Valero (Granada, 1964), autor de 'La mitad de la fama' (Hiperión). M. G.

El poeta Virgilio Cara Valero (Granada, 1964), autor de 'La mitad de la fama' (Hiperión). M. G.

Virgilio Cara Valero (Granada, 1964) es uno de esos poetas que mantiene una poderosa relación con la autenticidad. Podría decirse que está situado entre aquellos que conciben los versos como un destilado de la vida. Algo así como una expresión culta, cercana y profundamente humana. De ahí que siempre escriba despacio, dudando, desechando, sin ansiedad por publicar. Sin ir más lejos, el último de sus libros, La mitad de la fama (Hiperión), acaba de poner fin a casi una década de silencio, desde que en 2009 viera la luz el poemario Región del desengaño.

Ahora, en esta nueva entrega, Cara Valero vuelve a desplegar sus obsesiones, como en ondas de estanque. En este caso, le toca el turno al arte. Pero más aún el poder de la belleza como posible conjuro contra el tiempo. El libro tiene, en este sentido, algo de museo. Es el resultado de una voz lírica amplificada a su paso por Bernini, Rembrandt, Monet, Chagall y Hopper, entre otros. "Todas las piezas aquí recogidas dejaron en mí una profunda emoción. Sólo he tratado de traducir ese impacto al lenguaje poético", asegura el autor, quien transita aquí por obras desde el siglo XV al XX.    

De este modo, todos los poemas de La mitad de la fama –título tomado de las Elegías romanas de Goethe- tienen como primer impulso la observación de una pieza artística. Y, a partir de ahí, se trata de desplegar su secreto en la escritura. Así ocurre al contemplar el dibujo que Van Gogh realizó en 1882 de Clasina Maria Hoornik, una prostituta que vivía en la indigencia, embarazada y, al parecer con problemas con el alcohol: "Y, aunque sabéis también que, como el resto / de objetos no posee las trazas de la vida, / con ella se os revela el pulso cierto / de la sola y auténtica tristeza".     

Cara Valero está situado entre aquellos que conciben la poesía como un destilado de la vida, como expresión culta y profundamente humana

Por esta vía, Virgilio Cara Valero, profesor y actual secretario de la Academia de Buenas Letras de Granada, cree firmemente en la verdad contagiosa de la emoción. En la impresión que una obra artística deja y cómo ésta sedimenta, dando lugar a emociones nuevas. O renovadas. "Perfecta, sí, y hermosa, pero fría. / Y no como tu piel, esta noche en mi cama / tan tibia, tan real, tan pasajera", escribe a partir de la escultura de Antonio Canova Paolina Borghese, que pertenece a la colección de la galería romana del mismo nombre.

En La mitad de la fama hay algo de protesta contra lo efímero. Porque lo poético es un anclaje en el pasado, pero también es una proyección en lo porvenir. De ahí que en algunos pasajes de este trabajo palpiten músicas, soledades, extrañezas que están más allá de la armonía, más allá de todo aquello que el arte tiene de explicable, tal como sucede en el poema dedicado al taller de Francis Bacon, donde junto a lienzos rotos, cartas y dibujos inacabados, el autor se topa con "la certeza de que el hombre debe / firmemente creer en no creer en nada".

"Siempre me ha interesado mucho ese contraste entre la belleza permanente del arte y la belleza fugaz pero más cálida de la vida. Con todo, el arte es lo que nos salva de la mediocridad, del aburrimiento, del hastío", señala el autor de La mitad de la fama, que también propone en estas páginas un singular inventario de centros culturales, desde el Museo Nacional de Arte Antiguo de Lisboa a la Gemäldegalerie de Berlín. "Es curioso porque en cada poema hay algo también de la ciudad que guarda el cuadro, algo de ese viaje: un detalle, un reflejo, una impresión", añade Cara Valero.

Esta exploración de los vínculos entre la poesía y el arte irrumpe con fuerza en las dos primeras secciones del libro, tituladas 'Donde la pintura' y 'Colección particular'. Así lo aclara el arranque del poema inspirado en el cuadro Los nenúfares de Monet: "Cuántas veces el verso ha deseado / parecerse al color y, al mismo tiempo, / cuántas el lienzo o el pincel buscaron / la fértil precisión de las palabras". A continuación, ya como clausura, el tercer apartado, 'Donde las palabras', tiene su intensidad en la capacidad reveladora y transformadora de las piezas literarias. 

"Siempre me ha interesado ese contraste entre la belleza permanente del arte y la belleza fugaz pero más cálida de la vida", asegura el autor

Este nuevo conjunto de poemas de Virgilio Cara Valero prolonga un camino abierto en su poesía ya en anteriores libros. Si La mitad de la fama tiene su punto de partida en el arte y en los creadores, No he visto lo que he visto. Epistolario apócrifo (Premio de poesía Antonio Machado, Hiperión, 2004) se servía de los 'derrotados' de la cultura española contemporánea, y Región del desengaño (Point de Lunettes, 2009), en los episodios de intolerancia de un lugar al sur de la Península. Su primer conjunto de poemas, Los años que pasé fingiendo, obtuvo en 1998 el premio Genil de poesía.

Virgilio Cara Valero es licenciado en Filología Española por la Universidad de Granada y, actualmente, profesor de Lengua castellana y Literatura en el IES Alhendín de la ciudad andaluza. Dirigió entre 1999 y 2007 la revista literaria Los papeles mojados de Río Seco, que tuvo su origen en el municipio sevillano de Estepa. Actualmente coordina la colección de poesía 'O gato que ri' de Entorno Gráfico Ediciones. Es miembro, además, del equipo de redacción de la revista Entorno Literario, que publica el mismo sello editorial granadino, en el que dirige, además, la colección 'Itineraria'.

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