La casa del tiempo | Crítica

Memoria de las cosas

  • Periférica publica 'La casa del tiempo', breve novela de naturaleza lírica y memorística, que no ignora lo fantástico, obra de la historiadora italiana Laura Mancinelli

Imagen de la medievalista italiana Laura Mancinelli (1933-2016)

Imagen de la medievalista italiana Laura Mancinelli (1933-2016)

Esta breve novela de la medievalista Laura Mancinelli concierne, en cierto modo, a la naturaleza de su oficio. Se trata de saber, hasta qué grado, un hombre es hijo del paisaje, de la familia, del afecto, del tierno y oscuro centón de sus antepasados. Se trata, en suma, de saber si se da un trasparecerse del ayer en nuestras vidas. Recordemos que esta novedad conceptual, expresada ya por Bodin en el XVI, pero que adquirirá su completa corpulencia en el XVIII, con Montesquieu y Herder, obtuvo hijos espurios en el XIX y el XX, cuando este temblor humano se trasplantó a la política. En el caso que nos ocupa, sin embargo, es sólo el pasado personal, la biografía del protagonista, quien se presenta ante el lector como un personaje dickensiano.

Mancinelli nos presenta una sucesión de hechos que pudieran considerarse, o no, como fantasmales

¿En qué sentido, dickensiano? En el sentido de que Mancinelli, con una estructura sencilla y una escritura ligera, meditada, de intención lírica, nos presenta una sucesión de hechos que pudieran considerarse fantasmales. Un hombre llega al pueblo de su infancia para resolver unos asuntos y acaba comprándose, en un arrebato, la casa de su antigua profesora. En esa casa, y gracias a aquella joven maestra, el hombre conoció, cuando era niño, el misterio y la profundidad del mundo. De modo que lo que Mancielli plantea al lector, con un suave viso de comedia, es la autoría real de tal encuentro: ¿ha sido el hombre o ha sido la casa quien, de alguna forma, ha obrado ese encuentro del protagonista con su pasado? Por otra parte, y tratándose de una autora italiana de cierta edad, resulta inevitable que la guerra asome sus gallardetes. Lo hace, sin embargo, de un modo circunstancial, fruto de la naturaleza memorística, de la cualidad espectral, de La casa del tiempo.

Una cualidad espectral, si la hubiere, que va encaminada a establecer aquello que Robbe-Grillet llamaba “el mito de la profundidad” y que no es sino el grosor mismo de la vida, vivida como individuo, considerada en cuanto que memoria. También Bachelard, en La poética del espacio, abordó con profusión este tema. Un tema que la medievalista Mancinelli acota con candorosa y emocionada simplicidad.

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