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Blanca Riestra logra el Ateneo de Sevilla con un viaje al Tánger de los Bowles

  • La autora gallega publicará en otoño 'Últimas noches del Edificio San Francisco', su mirada a una ciudad "inagotable".

  • Alejandro Narden gana el Ateneo Joven con 'Horizonte aquí'

La escritora gallega Blanca Riestra.

La escritora gallega Blanca Riestra. / Rédouane Bourahi

Casi dos décadas después de conquistar en 2001 el Ateneo Joven con La canción de las cerezas, la escritora Blanca Riestra (La Coruña, 1970) se hizo con el premio mayor de la convocatoria, el Ateneo de Sevilla de Novela, por Últimas noches del Edificio San Francisco, una obra que surgió de su admiración por Jane Bowles y que ambienta en 1957 en Tánger, cuando la ciudad deja de ser zona internacional y se pone fin al protectorado.

Riestra describe en su libro una época "impresionante e iconoclasta", un territorio de libertad en el que alrededor del matrimonio formado por Paul y Jane Bowles pulularon otros creadores como Allen Ginsberg, Jack Kerouac, William Burroughs o Francis Bacon. La novelista, doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Borgoña, autora de otros libros como Pregúntale al bosque o Greta en su laberinto y ex directora del Instituto Cervantes de Alburquerque, disfrutó "muchísimo" ante el material "inagotable y divertido" que le brindaban aquel espacio y aquel tiempo únicos. "Visité la ciudad y aquel Tánger maravilloso sigue prácticamente intacto. En algún café han abierto un McDonalds, pero poco más", señalaba la narradora gallega a este periódico, en conversación telefónica, tras conocerse que se había hecho con el Ateneo de Sevilla de Novela.

En Últimas noches del Edificio San Francisco, que será publicada por Algaida, Riestra se sirve de la relación "extraña" que tenían Jane y Paul Bowles para preguntarse por algunos temas que le interesan, como "la afasia de la mujer escritora. Porque ella era la escritora de la pareja, él era músico, pero cuando empezó a publicar libros tuvo mucho más éxito. Ella, sin embargo, lo tuvo más difícil para abrirse camino, pese a ser autora de una novela tan estupenda como Dos damas muy serias, y dejó de escribir y se autodestruyó", apunta Riestra, que en su ficción también habla de "si es necesario el amor en un matrimonio, si se puede ser feliz y fiel, o qué ocurre cuando en un escenario colonial mantienes una relación con alguien de allí, alguien sobre el que en cierto modo tienes poder y que tal vez sólo quiera de ti el dinero".

Riestra ganó hace casi dos décadas, en 2001, el Ateneo Joven por 'La canción de las cerezas'

Riestra define su proyecto como "algo muy arriesgado, un texto que nace de la osadía y la irreflexión", comenta. "Si me lo hubiese pensado mucho es posible que no hubiese escrito este libro", admite. A la galardonada le hace ilusión volver a Sevilla gracias al Ateneo adulto, aunque la crisis del coronavirus provocó que su regreso a la ciudad, por el momento, sea simbólico. "Cuando gané el Ateneo Joven sentí que entraba en el mundillo literario. Era mi segunda novela, y hasta entonces no había conocido apenas a ningún escritor o editor", asegura Riestra, que se lleva una distinción dotada con 28.000 euros.

Debido a la pandemia, los premios patrocinados por Fundación Unicaja y Ámbito Cultural no se anunciaron, como era habitual, durante una cena en el Real Alcázar. Este año había además razones para la celebración: el Ateneo Joven cumplía un cuarto de siglo, razón por la que se había aumentado la dotación de este reconocimiento a 8.000 euros. El afortunado con este respaldo fue Alejandro Narden, seudónimo literario del periodista Alejandro Martín, que se impuso con su novela Horizonte aquí.

El periodista Alejandro Martín, que firma con el seudónimo de Alejandro Narden. El periodista Alejandro Martín, que firma con el seudónimo de Alejandro Narden.

El periodista Alejandro Martín, que firma con el seudónimo de Alejandro Narden. / Carlos Rosillo

Una obra en la que su autor reflexiona sobre las fronteras, "entendidas no sólo como límites geográficos, sino como todas esas líneas arbitrarias que de alguna forma nos determinan, nos marcan hasta el punto de que tu vida puede ser fácil o difícil dependiendo del punto en el que caigas", anota Martín, que indica que "la novela tiene mucho de no ficción. Yo trabajé durante un tiempo en el norte de África y allí me fui cruzando con historias de emigrantes para quienes cruzar el Estrecho de Gibraltar significaba algo tan importante como tener una vida o no tenerla".

En Horizonte aquí coinciden en un trayecto de tren entre Rabat y Tánger personajes marcados por la Historia, un joven español y un matrimonio francés en el que el esposo es de origen marroquí. El joven ha estado investigando qué ha sido de una ex novia, dada por muerta, que desapareció en la frontera del Sahara con Mauritania, un "terreno de nadie", resume Martín. La pareja, casada desde hace 40 años, visita por primera vez la tumba del hermano de él, un trabajador de Médicos de Fronteras que murió en las postrimerías del genocidio de Ruanda, en un hospital de campaña. A la vuelta de ese viaje, el marido le enseña a la mujer los lugares donde creció en Marruecos, que hasta ahora no había compartido con ella.

Martín, nacido en Plasencia en 1987 y licenciado en Filología Árabe por la Universidad de Salamanca, cree que los oficios de periodista y escritor "comparten el deseo de mirar y contar. Uno, cuando cuenta, se hace corresponsable de la historia que está narrando", sostiene el extremeño, que fue residente de la XI promoción de la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores. "Y sin la fundación no existiría la novela. Yo hice el trayecto que se cuenta en el libro para encontrarme con Antonio Gala, y me ocurrió como al protagonista, que pierde el primer tren. En la fundación conocí además al presidente de Médicos sin Fronteras y al periodista Alfonso Armada, y con ellos empecé a tirar del hilo de esta obra. Allí escribí otro proyecto, pero digamos que entonces surgió la semilla de esta obra".

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