Novedad editorial

Anagrama publica en dos tomos los diarios "despiadados" de Chirbes

  • 'Diarios. A ratos perdidos' recoge las anotaciones del autor entre 1985 y 2005, consideradas por él mismo "material literario"

Jorge Herralde, en el centro, con Silvia Sesé y Juan Manuel Ruiz (izquierda de la imagen), Elena Cabezalí y Fernando Valls, este martes en Barcelona.

Jorge Herralde, en el centro, con Silvia Sesé y Juan Manuel Ruiz (izquierda de la imagen), Elena Cabezalí y Fernando Valls, este martes en Barcelona. / Toni Albir (Efe)

La editorial Anagrama ha publicado el primer volumen de los diarios de Rafael Chirbes, seis años después de su muerte, en los que, según su albacea literario, Juan Manuel Ruiz, se muestra "despiadado consigo mismo", como una condición necesaria "para hacer ajustes de cuenta a la historia o a la realidad". En Diarios. A ratos perdidos 1 y 2 se reflejan sus anotaciones recogidas en diversos cuadernos que cubren el periodo que va desde 1985, en sus inicios como escritor, hasta 2005, poco antes de su consagración internacional con Crematorio. Son apuntes que siguen un orden cronológico y demuestran cómo se construye un "lector reflexivo", en palabras de Marta Sanz, prologuista del volumen.

Ruiz, que fue designado por el propio Chirbes para fijar este texto, explica que "no están todos los textos en esos archivos, porque el autor hizo previamente una criba, y eso explica que haya intervalos en los que parece que no haya escritura". Para el albacea, la publicación de estos diarios tenía que cumplir un requisito, que "no depreciara o perjudicara a sus novelas", y recuerda que uno de sus requisitos es que se publicaran en Anagrama, "incluso aún con mayor oferta" y "a pesar del prólogo de Marta Sanz", pues Ruiz considera que la prologuista cae en el riesgo de la "psiquiatrización" de la obra de Chirbes. Mientras que Ruiz cree que es difícil que Chirbes "pensara en ella [en Sanz] como prologuista", la editora de Anagrama Silvia Sesé, por el contrario, defiende la inclusión de la autora de La lección de anatomía o Clavícula por expreso deseo de los herederos del escritor valenciano.

Ahondando en la polémica, Ruiz opina que "en su prólogo, Sanz reacciona a un comentario de Chirbes sobre su obra, dibuja a un ser muy extraño, casi un monstruo", y el albacea está seguro de que esto habría "molestado y amargado" al autor, algo que Sesé y Elena Cabezalí, de la Fundación Rafael Chirbes, se apresuran a negar. Cabezalí, amiga íntima del también autor de La buena letra, En la orilla o Los viejos amigos, defiende que estos diarios constituyen "una obra que Chirbes consideró material literario y que estuvo corrigiendo hasta sus últimos días". "Los comenzó porque necesitaba escribir siempre, y casi siempre lo hacía en secreto", explica.

El volumen cuenta con un segundo prólogo, a cargo del historiador Fernando Valls. Éste estima que Chirbes era "una persona con muchas dudas sobre el valor de su obra, a diferencia de lo que pasa con muchos escritores actuales, pagados de sí mismos". Considera Valls que Diarios. A ratos perdidos será "un libro importante en la obra de Chirbes, en la historia del diarismo español, y en el conjunto de la literatura española e hispanoamericana". En él, explica Valls, el lector descubrirá la "fascinación" de Chirbes por "otras artes, por la pintura, por la arquitectura, por la música, pero no sólo por la alta cultura, sino también por la más popular, como las canciones de los Chunguitos o la actriz y cantante sueca Zarah Leander".

También se suceden en sus páginas opiniones y vivencias relacionadas con la política, el sexo, la música, el cine y, claro, reflexiones literarias sobre lo que Chirbes amaba o detestaba, siempre de forma apasionada: desde su pasión por la literatura alemana a su crítica sin paliativos de Arturo Pérez-Reverte, que estaba en las antípodas de su literatura.

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