Cultura

Carmen Linares: La maestra comprometida

Carmen Linares

Carmen Linares / EFE

Aunque buscando la grandilocuencia se defina hoy a Carmen Linares como leyenda viva del cante flamenco, a la jienense se le hace más justicia resaltando su maestría. Primero porque los aficionados sabemos que las leyendas se construyen muchas veces sobre pasiones poco objetivas y, segundo, porque en un arte de transmisión, como el jondo, nada hay más admirable y duradero que dejar en otros tu legado. Algo que precisa necesariamente que al talento y al carisma se le sume el conocimiento, la constancia y el oficio.

Así, si trazáramos una cadena que dibujara la historia del cante Carmen Linares ocuparía un eslabón imprescindible que explica y engarza el flamenco de ayer y el de hoy, no sólo por su reconocible quejío ronco y fresco, sino por una sólida e intachable trayectoria repleta de obras fundamentales. Cantaora, Canciones Populares de Lorca o Raíces y alas son álbumes de referencia con los que muchos hemos aprendido a escuchar flamenco y disfrutarlo aún cuando no sabíamos distinguir los palos. Y a ella le debemos igualmente la Antología de la mujer en el cante (Universal, 1996), primera antología femenina donde interpreta cantes olvidados y rescata algunos estilos tradicionales de cantaoras para crear su propia identidad musical.

Es decir, después de Pastora Pavón, Carmen Pacheco Rodríguez es seguramente la cantaora más enciclopédica y que más ha influido en las principales voces de hoy, siendo referente indiscutible para Estrella Morente, Miguel Poveda, Arcángel o Rocío Márquez, entre tantos. Por eso, quizá, al conocer la noticia de este Princesa de Asturias ella sentía que era extensible a todo el flamenco, porque en todos hay ya inevitablemente algo suyo.

Pero, además, la cantaora es un ejemplo de mujer empoderada e inquieta que ha sabido mantener su estatus compartiendo generación con figuras de la talla de Camarón, Enrique Morente o Paco de Lucía, siendo una de las artistas más respetadas y aclamadas en los principales circuitos internacionales desde el Carnegie Hall de Nueva York, al Sadler’s Wells de Londes o la Cité de la Musique de París.

Y, como la Niña de los Peines, Linares ha sabido renovar los cantes y acercar el flamenco a nuevos públicos gracias a su versatilidad y a una visión preclara que la ha llevado a realizar innovadoras colaboraciones con músicos de otras disciplinas (jazz, orquestas de cámara, sinfónicas...) y a ampliar el repertorio jondo con versos de poetas universales como Lorca, Juan Ramón Jiménez o Miguel Hernández.

Intelectual, valiente y generosa, esta mujer de voz atemporal iniciaba hace apenas diez días en el Teatro de la Maestranza el inicio de una gira con la que celebra sus cuarenta años de compromiso artístico que ahora refrenda este premio. Felicidades, maestra.

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