Carlos Álvarez | Barítono

“No podemos pensar en Málaga como una ciudad sostenible con proyectos como la torre del Puerto”

Carlos Álvarez.

Carlos Álvarez. / Marilú Báez (Málaga)

El presente y el futuro de Málaga, su sostenibilidad, su desarrollo y su crecimiento cultural son motivos de preocupación para Carlos Álvarez, quien apunta sin medias tintas sus ideas al respecto.

-¿Qué virtudes y qué inconvenientes reúne Málaga a la hora de plantear un proyecto de carácter cultural?

-Málaga es tierra de promisión, pero eso se tiene que verificar. Hay muchas promesas, aunque seguimos trabajando fundamentalmente en el sector terciario. Málaga está puesta en el mapa, está en boca de todos: ahora ese impulso hay que terminarlo. Tenemos un lema estupendo, Málaga, ciudad redondapero justamente quedan cuestiones pendientes de redondear. Cuestiones relativas a la formación y la sostenibilidad, por ejemplo. Y eso hay que tenerlo claro a la hora de presentarnos ante el mundo. Ojalá seamos sede de la Exposición Internacional sobre Sostenibilidad de 2027, y ojalá la sostenibilidad sea el eje clave de nuestro desarrollo inmediato. A menudo, cuando planteamos un determinado objetivo, ponemos sobre la mesa argumentos que sirven de excusa, que justifican esa dirección. Pero ya no se trata de poner excusas. Nos lo tenemos que creer. Nos tenemos que creer que podemos ser sostenibles y que podemos hacer de la educación y la formación una cuestión central.

-¿Y cómo puede estimularse un convencimiento al respecto?

-Si tenemos un sitio al que todo el mundo quiere venir, y que puede ser muy acogedor, esto hay que tomárselo en serio. No sé hasta qué punto nos creemos que Málaga es redonda. Siempre parecemos capaces de sacarle alguna arista. Pero ya no se nos puede pillar en un renuncio. No podemos pensar que somos una ciudad sostenible si tenemos proyectos como la torre del Puerto o si no somos capaces de crear un bosque urbano. Eso rechina. Como el hecho de que no tengamos un auditorio. El pasado 28 de febrero, en Sevilla, Elías Bendodo me confesó que estaría muy bien que en Málaga tuviéramos algo como el Teatro de la Maestranza. ¿Y me lo dices a mí? Yo acepto mi papel de mosca cojonera, pero no podemos movernos en el deseo constante.

"Yo acepto mi papel de mosca cojonera, pero no podemos movernos en el deseo constante"

-¿No será que el problema no es tanto de agravio como de complejos?

-Si, creo que eso del síndrome del impostor se ajusta bien al caso. Nos encanta que ahí fuera tengan una determinada imagen de nosotros, pero en el fondo admitimos que se trata de sólo eso, una imagen. Hace poco Manu Sánchez afirmó: “A los andaluces empezarán a tenernos en cuenta cuando seamos ricos”. Y tenía razón. A nivel local, en Málaga sucede lo mismo. Pensamos que, mientras seamos gente menesterosa, siempre lo podemos intentar. Pero, igual que la mujer del César no tiene sólo que serlo, sino parecerlo, nosotros tenemos que serlo además de parecerlo. El problema es que esto se basa sólo en prestigios personales. Si yo te pregunto quién es el motor cultural de Málaga, ¿cuál es el primer nombre que se te viene a la cabeza?

-Antonio Banderas.

-Claro, sin duda. Y eso sucede porque Antonio apuesta su prestigio personal para que eso sea así. Pero lo ideal sería aspirar a un determinado entorno en el que las políticas culturales y educativas no cambien en función del color que gobierne. En el momento en que cambia el signo de cualquier administración lo que parecía posible deja de serlo, y eso no se puede consentir.

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