La bailaora María Pagés, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2022 junto a la cantaora Carmen Linares, a la que quiere y admira, cree que este galardón es un reconocimiento al flamenco "de la mano de su cante y de su danza". "Lo siento como un premio colectivo", ha dicho.

La bailaora ha hecho estas declaraciones a EFE durante una pequeña pausa en su día de ensayos en el centro de danza que dirige en Fuenlabrada (Madrid), donde se encuentra.

"Estoy feliz", añade la coreografa (Sevilla, 1963) quien asegura que este el Princesa de Asturias es "un reconocimiento al flamenco de la mano del cante y su danza".

Un premio que recibe junto a la cantaora Carmen Linares (Linares, Jaén, 1951) a la que admira y quiere. "Carmen y yo tenemos una manera parecida de pensar y vivir nuestra profesión, de creer en él como creemos porque, al fin y al cabo, este reconocimiento es un reconocimiento a todo un sector", ha subrayado.

Pagés y Linares son dos mujeres que caminan sobre el sendera de la fuerza, la valentía y el compromiso, "tenemos una manera muy parecida de pensar, de vivir nuestra profesión y de creer en el flamenco", asegura la coreográfa.

Pero Pagés no siente este premio como propio, sino como un reconocimiento a todo un sector, "es un paso al que le tienen que seguir otros pasos como el apoyo de la sociedad para protegerle, reconocerle y que sea muy digno".

Con la sabiduría y la experiencia de más de 30 años de compañía, Pagés sostienen que el flamenco es un gran arte. "Es autóctono, propio, no existe otro en España que más y mejor nos represente".

El flamenco es el centro de su vida. "Ahora está de moda, pero necesita apoyo institucional, "más espacio en las políticas culturales".

Reconocida y admirada, María Pagés en estos momentos se encuentra ensayando De Sheherezade, un espectáculo femenino del que su marido, El Arbi El Harti, es autor de la dramaturgia.

En él se habla de personajes femenino lorquianos, de Medea y de las mujeres de Saramago: "Hay recorrido emocional sobre los sentimientos y en la configuración de las tantas mujeres que hay en una mujer".

Con sus brazos y sus pies, la sevillana relata en doce coreografías una aventura que sugiere algunos hilos que tejen la poliédrica esencia femenina.

En esta obra de madurez, la bailaora profundiza en la empatía de las mujeres situando la sonoridad como fundamento de una voz femenina "que se alza para expresar y reivindicar la realidad de la contidianeidad de las mujeres"

Este galardón le da "un gran impulso" para continuar bailando. "Me gusta que cualquier cosa que haga en la vida tenga sentido y a mi edad da sentido hacer un trabajo bien hecho y que entusiasme".

Durante los minutos de entrevista se muestra profundamente agradecida, pero su cabeza no está en el premio, sino en el espectáculo. "Estrenamos en 22 días en el Liceu de Barcelona, y ahora mi prioridad es el ensayo, no puedo perder un minuto".