SEVILLA ATLÉTICO | córdoba cf

El tren en el que viaja la vida

  • Desde el puesto de colista y con la permanencia fuera de distancia, al Córdoba sólo le vale ganar en casa de un rival directo para recobrar el pulso

  • Merino se la juega sin el pichichi Sergi Guardiola

El Córdoba arranca el segundo tercio de la temporada poniendo sobre el tapete de juego su propia vida. Inmerso como está en su momento más crítico en más de una década, colista en la tabla, con una serie abierta de seis jornadas sin ganar y la permanencia a dos partidos, el equipo blanquiverde empieza a quedarse sin trenes a los que subir para acercarse a la salvación. Ante la imposibilidad de aferrarse a estadísticas e historia, y mucho menos a las sensaciones transmitidas cada semana sea quien sea el patrón, a los cordobesistas les vuelve a tocar tirar de fe, sin más argumentos, para creer que un nuevo milagro es posible. Pero para sustentar cualquier tipo de creencia sólo hay un camino conocido: ganar. Todo lo que no sea salir con los tres puntos hoy del Viejo Nervión, donde habita un rival directísimo que va sentado en el mismo asiento del vagón de cola pese a que su trayectoria reciente es más positiva, se verá como un paso más, tal vez ya definitivo, hacia el abismo... quizás no sólo presente, sino futuro del club.

Acostumbrado a viajar en clase preferente con billete de turista por esos caprichos que el destino de vez en cuando te tiene guardados, el CCF se ha topado de frente con la más cruda realidad. Su proyecto más ambicioso en cuanto a inversión ha fracasado en sólo unos meses, ha saltado por los aires. Ya no hay tiempo para mirar objetivos ambiciosos ni nada por el estilo; es cuestión de sobrevivir, simple y llanamente. La posibilidad, real, de salir del fútbol profesional está sobre la mesa. El equipo es ahora mismo el peor de la categoría de plata, porque así lo dicen los números, y el reto es voltear esas cifras para transformarlas en las que hoy tienen los que pelean por el ascenso. Nadie lo ha hecho hasta ahora. Es un capítulo sin escribir, de esos que llaman tanto la atención por las oficinas de El Arcángel de un tiempo a esta parte. Pero no será fácil.

De momento, los blanquiverdes tienen que poner fin de inmediato a una racha de seis partidos sin ganar, de más de un mes sin celebrar un triunfo con la instantánea en el vestuario. Y tiene que hacerlo ante un rival directo como el Sevilla Atlético que le regaló el farolillo rojo la pasada semana tras sumar su primera victoria del curso. Vamos, que con obligaciones diferentes, la situación de ambos es igual de dramática. De salida porque la distancia con la permanencia, tras el arranque de la jornada, sigue a dos partidos, a 5 puntos, que hoy pueden ser un puñado más para el que se quede a cero... o para los dos, si es que firman un empate que a estas alturas, sobre todo en el CCF, tendría el mismo sabor de la derrota.

También para Juan Merino, que se juega hoy parte de su futuro pese a llevar apenas un mes en el cargo. El revulsivo que el club buscaba con su contratación no se ha producido y la serie de un punto de 12 ha puesto al entrenador linense ya en la picota. No de ahora, sino desde hace alguna semana. Y eso que su contrato es hasta 2019. Caer ante el Sevilla Atlético obligaría a la familia González a sacar de nuevo la guillotina a pasear, señalando otro culpable a una situación que quizás tiene su origen en los despachos, y no en el verde de la Ciudad Deportiva o El Arcángel.

Pero hasta que llegue ese momento, si llega, Merino tiene ante sí el reto de seguir ajustando piezas para ganar por fin. Hasta ahora, su cambio de perfil sólo ha servido para minimizar los daños, para dibujar resultados más apretados. ¿Es mejor el equipo defensivamente? Sí, pero a cambio de ser mucho más plano ofensivamente. Y sin equilibrio, da igual cual sea la ecuación porque el resultado acabará siendo el mismo. Queda por ver qué hace hoy el gaditano para solucionar la papeleta de la baja del pichichi Guardiola. En la mesa, la opción de mantener el sistema -3-5-2- que planteó ante Osasuna dando entrada a Markovic o Alfaro... o dar un nuevo giro táctico. Cualquier cosa es buena si permite al CCF subir al último tren, ese en el que se le va ya la vida.

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