Córdoba CF

Un equipo reconocible: apuntes del debut del Córdoba CF en pretemporada

  • Los blanquiverdes mostraron ante el Granada una idea de juego clara y muy digerida por el grupo

  • Pese a la falta de frescura y los errores en la toma de decisiones, los fichajes apuntan a un salto de calidad

Adrián Fuentes intenta superar a un defensa del Granada en el primer amistoso del Córdoba CF.

Adrián Fuentes intenta superar a un defensa del Granada en el primer amistoso del Córdoba CF. / Juan Ayala

El primer amistoso de pretemporada cogió al Córdoba CF con muy poco trabajo en las piernas y en una fase tan inicial de su gestación como equipo que es complicado extraer conclusiones demasiado contundentes de lo que podrá ofrecer el grupo entrenado por Germán Crespo durante la temporada. Eso sí, tanto por lo visto ante el Granada como por lo que se observa en los entrenamientos, el Córdoba apunta detalles que invitan a la ilusión por pelear por esos puestos altos de la clasificación en los que el club quiere situarse.

La constatación más evidente que dejó el primer amistoso del verano es que el Córdoba es un equipo reconocible por su estilo y lo que intenta poner en práctica sobre el césped. Y eso, a estas alturas tan tempranas del curso, es una magnífica noticia. La continuidad de dos tercios de la plantilla que arrasó en Segunda RFEF ayuda mucho a que la idea de juego de Germán Crespo esté bien asimilada por el grupo, al que se han sumado jugadores que ya empiezan a entrar en esa dinámica que quiere su nuevo entrenador.

Con todos los asteriscos que hay que ponerle a un primer amistoso de verano, el Córdoba tardó muy pocos minutos en plasmar ante el Granada el fútbol que tan buen resultado le dio el año pasado. Presión adelantada, intento de robar el balón lo más arriba posible y verticalidad y valentía para ir al ataque en el momento en que se puede sorprender al rival. Esas fueron las primeras señas de identidad que dejó el equipo, en una primera parte jugada más a oleadas que de manera constante.

En el segundo tiempo, sin embargo, apareció más el Córdoba controlador, que es capaz de tener el balón y atacar con alternativas a su rival, bien sea con el juego por dentro de sus hombres de mediapunta, con internadas por las bandas de los laterales, o con envíos a la espalda de los centrales por parte de los mediocentros o incluso de un José Cruz muy atinado en esa tarea.

En ese sentido, la sensación que dio el equipo es que la temporada pasada no se había acabado y que las constantes vitales del grupo siguen siendo muy similares. Claro está que al Córdoba le falta ahora el rodaje que busca en estas primeras semanas de trabajo. Cuando eso llegue, a buen seguro se quedará a un lado ese juego por momentos a tirones, con poca continuidad. Pero sobre todo, el equipo notó la falta de frescura -de mente y de piernas- para definir con más claridad y acierto la hasta media docena de ocasiones de gol claras que fue capaz de generar.

Aspectos a mejorar

Pero no todo fueron sensaciones positivas en un Córdoba con aspectos por pulir. El principal, el trabajo de presión. La voluntad del equipo fue la de ir a por el rival, pero por momentos los jugadores se desordenaron en ese intento de robar, facilitando las transiciones del Granada y poniendo en riesgo la meta de Felipe Ramos. A la conclusión del partido, Germán Crespo achacó esos errores a los pocos entrenamientos acumulados y a la llegada de las caras nuevas, jugadores que todavía tienen que amoldarse del todo a los conceptos del técnico granadino.

Al margen de eso, uno de los retos importantes para el entrenador en esta pretemporada es el de encontrar a su pareja de mediocentros ideal. De inicio, la dupla formada por Diarra y Javi Flores dejó más sombras que luces. El maliense aporta un dinamismo muy interesante al trabajo en la medular y con el balón se muestra clarividente para girar y entregar rápidamente a los costados. Sin embargo, 45 minutos bastaron para comprobar que su fútbol no es posicional y que el equipo quizás necesite ahí la presencia de un Ramón Bueno que, acompañado de Álex Bernal en la segunda parte, mejoró mucho el trabajo colectivo con su sentido táctico del juego y su oscura labor en la recuperación de balones.

Sergio Benito, en una de sus internadas en la segunda parte. Sergio Benito, en una de sus internadas en la segunda parte.

Sergio Benito, en una de sus internadas en la segunda parte. / Juan Ayala

En ataque, y pese a que falta engranar a las nuevas incorporaciones, el equipo da la sensación de jugar de memoria y con multitud de recursos para hacer daño al rival. En la primera parte se vio a un Carracedo con chispa, aunque algo precipitado, y en la segunda la dupla formada por Casas y Sergio Benito dejó muy gratas sensaciones. El punta madrileño es un bregador nato y aporta un perfil muy interesante al ataque blanquiverde.

Como punto de partida, y a la espera de más rodaje para ir afinando conceptos, el Córdoba mostró una imagen convincente y recordó por momentos a ese equipo sólido que ya fue el año pasado.

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